Felicitación

Dos palabras para felicitar al periódico y a mi querido amigo José Miguel Larraya por su comentario como Defensor del Lector publicado el pasado domingo 11 de febrero. En un país en que tanto se echan en falta personas a la altura de su labor institucional, no creo que deba pasarse por alto la valentía y el buen sentido de J. M. Larraya. No he leído el artículo La pareja suicida del, por otro lado, buen amigo y respetado colega el profesor José A. González Casanova. Pero basta con lo que se deduce del comentario del Defensor del Lector para concluir que tanto el texto del artículo como ...

Dos palabras para felicitar al periódico y a mi querido amigo José Miguel Larraya por su comentario como Defensor del Lector publicado el pasado domingo 11 de febrero. En un país en que tanto se echan en falta personas a la altura de su labor institucional, no creo que deba pasarse por alto la valentía y el buen sentido de J. M. Larraya. No he leído el artículo La pareja suicida del, por otro lado, buen amigo y respetado colega el profesor José A. González Casanova. Pero basta con lo que se deduce del comentario del Defensor del Lector para concluir que tanto el texto del artículo como su ilustración constituyen una desgraciada ocurrencia. Mi felicitación a Larraya tengo que hacerla extensiva a mi periódico por acoger en sus páginas una tan rápida rectificación y disculpa, que dan la medida de la altura profesional dominante en EL PAÍS. Comportamientos como el de su Defensor del Lector no se explican por el origen de su nombramiento -como desafortunadamente ocurre en ocasiones en instituciones de enorme importancia para el sistema democrático español-, sino a la personalidad de un profesional dispuesto a hacer su trabajo de modo leal a su conciencia y a su función.