Crítica:

Memoria en piedra

Casas en ruinas, deterioradas o inacabadas que todos hemos visto alguna vez pero en las que casi nunca reparamos se convierten en las protagonistas de una serie del fotógrafo gallego Manuel Sendón, que con su trabajo trata de dar visibilidad a un fenómeno que en Galicia hace mucho tiempo que se ha convertido en algo habitual. El mundo rural pierde terreno en beneficio de unas ciudades cada vez más uniformes y donde la casa ha perdido el carácter casi sagrado que tenía en otros tiempos.

Sendón recorrió su tierra durante un año para captar con su cámara todas las casas enfermas que...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Casas en ruinas, deterioradas o inacabadas que todos hemos visto alguna vez pero en las que casi nunca reparamos se convierten en las protagonistas de una serie del fotógrafo gallego Manuel Sendón, que con su trabajo trata de dar visibilidad a un fenómeno que en Galicia hace mucho tiempo que se ha convertido en algo habitual. El mundo rural pierde terreno en beneficio de unas ciudades cada vez más uniformes y donde la casa ha perdido el carácter casi sagrado que tenía en otros tiempos.

Sendón recorrió su tierra durante un año para captar con su cámara todas las casas enfermas que podía. Se trata de un trabajo acumulativo que no intenta extraer conclusiones para ofrecérselas masticadas al espectador. Más bien se trata de presentar un catálogo no ordenado de inmuebles abandonados con la intención de exponer una realidad social sobre la que apenas se reflexiona. Los cadáveres en piedra de las casas abandonadas son el único vestigio de una realidad que se extingue.

MANUEL SENDÓN

'Casas doentes'

Fundación Barrié de la Maza

Policarpo Sanz, 31. Vigo

Hasta el 1 de abril

En realidad todas las casas representadas son en cierta forma una sola aunque sus características físicas puedan ser muy diversas. Desprenden una imagen de abandono a pesar de que unas están más cuidadas que otras o que algunas se encuentren en ruinas. También es común a todas ellas una evidente sensación de dignidad que proviene de la importancia que siempre ha tenido la casa en la sociedad rural gallega. Su abandono implica la pérdida de unos valores sobre los que se asentaba la sociedad en el pasado.

La exposición comienza con una instalación en la que cuatro cañones proyectan en las paredes de una sala imágenes a tamaño real de fachadas de casas. Las instantáneas van cambiando constantemente y permiten al espectador tener la sensación de que ha emprendido un viaje y va encontrándose en diferentes aldeas donde hay un conjunto de casas abandonadas.

Tanto en estas imágenes como en las que pueden verse en el formato clásico, el artista ha optado por presentar siempre las casas con un encuadre frontal y directo, casi limitándose a una labor meramente documental. El resultado es que los inmuebles fotografiados parecen estar situados en un lugar al margen del tiempo y el espacio. Sin embargo, la labor del fotógrafo no es inocua ya que con la acumulación de ejemplos trata de poner de manifiesto las causas que han llevado al abandono.

La última parte de la muestra está formada por inmuebles de ciudades que casi siempre aparecen cubiertos por telas que impiden ver las fachadas. Son casas amortajadas que tal vez traten de alertar sobre las consecuencias que puede tener que olvidemos cuáles son nuestros orígenes y cambiemos nuestro tipo de vida por la promesa de un futuro que probablemente no será mejor.

Foto de la serie 'Casas doentes', de Manuel Sendón.

Archivado En