Bajo los colores de la bandera

Poco antes de las cinco de la tarde, el madrileño barrio señorial de Salamanca se teñía de rojo y amarillo. Centenares de banderas españolas en todos los tamaños y formatos (gorras, lacitos del pelo, muñequeras, globos bicolores, pancartas...) se desplegaban y ondeaban por sus calles en un mismo sentido: la plaza de Colón, el punto de inicio de la manifestación convocada por el Foro de Ermua.

Predominaban, entre los portadores de tanto color nacional, los abrigos de visón y las pieles, los mocasines, las indumentarias de colores conjuntados y la gomina... Una estética muy popular...

Poco antes de las cinco de la tarde, el madrileño barrio señorial de Salamanca se teñía de rojo y amarillo. Centenares de banderas españolas en todos los tamaños y formatos (gorras, lacitos del pelo, muñequeras, globos bicolores, pancartas...) se desplegaban y ondeaban por sus calles en un mismo sentido: la plaza de Colón, el punto de inicio de la manifestación convocada por el Foro de Ermua.

Predominaban, entre los portadores de tanto color nacional, los abrigos de visón y las pieles, los mocasines, las indumentarias de colores conjuntados y la gomina... Una estética muy popular, aunque con alguna excepción más desaliñada o casual. La media de edad no sería inferior a 45 años, pese a que acudieron familias enteras.

-¡Papá!, ¿Es ése un etarra?, preguntaba un niño a hombros de su padre señalando a un hombre que pasaba y entre las risas de las personas que le rodeaban.

-No hijo, los etarras no vienen aquí. Son malos.

Se escucharon principalmente críticas al presidente José Luis Rodríguez Zapatero, de todos los tipos y con todos los acentos, ya que no eran pocos los que se habían desplazado desde distintos puntos de España, del norte y del sur, para acudir a la convocatoria.

Había, entonces, sobre todo gente mayor indignada con la política antiterrorista de Zapatero.

Estaba la señora del abrigo de visón que en un momento de inspiración sacó un rotulador del bolso y escribió en la pared: "Zapatero cabeza de serrín". Estaban también Angustias, Ana María, Carmela y Josefina, el grupo de abuelas que queda a tomar café las tardes de domingo y que ayer, bandera española en mano, habían decidido acudir a la manifestación "porque somos patriotas y para defender a España. Porque la queremos y porque nos sentimos engañadas. Ver tanta bandera me sube la moral", comentaba Angustias.

Luego, más ocultas entre la masa, estaban las quinceañeras Isabel y Paz y sus pancartas ("Zapatero en mi nombre no negocies con asesinos"; "ETA-Zapatero-PSOE ¿Quién está detrás del 11-M?"): "Porque no estamos de acuerdo con que el presidente hable con los asesinos, que no le van a hacer caso. El asunto con ETA ha empeorado mucho y si sólo así nos escuchan pues hay que venir", decían.

También estaba el analista político con su mujer, y sus amigos y respectivas: "Es un iluminado. Está loco de atar. Se cree que puede hacer lo que quiera con todos esos de la ETA. Y volverá a salir elegido porque en las autonomías no miraran por las víctimas sino por sus bolsillos".

Pero también estaban los comunistas de UCE (Unificación Comunista de España) con sus banderas con hoces y martillos; y los republicanos con su bandera tricolor: "Estamos por la unidad de todos los demócratas. Vinimos también a la que convocaron los sindicatos. A ETA hay que derrotarla con la izquierda y la derecha unida frente a todos aquellos que tratan de dividirnos con intereses electoralistas", decía Ana Luisa Blasco.

No faltaron las señoras que soñaban con hacerle un vudú a Zapatero; el abuelo que le explicaba al nieto el sentido de la bandera ("representa la tierra que te vio nacer: España. Por la que tienes que dar hasta la última gota de tu sangre"); y el inventor de eslóganes en los que, eso sí, el protagonista era el presidente: "Zapatero, embustero"; "Dimisión"; "Aquí estamos, no nos arrodillamos"; "A ETA se la vence, no se la convence"...