Un terremoto de 3,8 grados se siente en Granada y Málaga

Un terremoto de 3,8 grados en la escala de Richter se dejó sentir a primera hora de ayer con gran intensidad en todo el área metropolitana de Granada y en algunas localidades de Málaga y Murcia. El temblor tuvo lugar media hora después de la medianoche, con epicentro en la localidad granadina de Santa Fe, a 12 kilómetros de la capital, donde desató el nerviosismo y el miedo a una posible réplica mayor, lo que multiplicó el número de llamadas a los servicios de emergencia.

El secretario del Instituto Andaluz de Geofísica y profesor de la Universidad de Granada, Jesús Ibáñez, aseguró que ...

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Un terremoto de 3,8 grados en la escala de Richter se dejó sentir a primera hora de ayer con gran intensidad en todo el área metropolitana de Granada y en algunas localidades de Málaga y Murcia. El temblor tuvo lugar media hora después de la medianoche, con epicentro en la localidad granadina de Santa Fe, a 12 kilómetros de la capital, donde desató el nerviosismo y el miedo a una posible réplica mayor, lo que multiplicó el número de llamadas a los servicios de emergencia.

El secretario del Instituto Andaluz de Geofísica y profesor de la Universidad de Granada, Jesús Ibáñez, aseguró que el terremoto se enmarca en "la misma actividad sísmica normal que desde hace tiempo se registra". "El seísmo no ha producido daños", agregó Ibáñez.

De hecho, según señaló el investigador, en mayo de 2005 se registraron tres terremotos de 2.8 grados de intensidad en Granada y uno en Albolote, mientras que en el pasado verano la tierra tembló con menos fuerza en Atarfe, Albolote, Orce, Galera, Cúllar y Castilléjar. "La zona del sureste de España es sísmicamente activa porque se está acumulando energía como producto de un contacto entre el movimiento diferencial de Europa y África", explicó.

Pese a los mensajes tranquilizadores, ayer los ciudadanos de Santa Fe relataban la experiencia vivida entre la preocupación y el alivio. Desde la reparación de una farola a la reposición de unas botellas que cayeron al suelo en un bar, los pequeños desperfectos fueron subsanados por los propios vecinos.

A pesar de que el seísmo fue catalogado como de categoría IV, en la que se engloban los temblores pequeños, el hecho de que se produjera sólo a cuatro kilómetros de profundidad hizo que se percibiera con más virulencia de la que realmente tenía.

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