Cartas al director

El sexo de las palabras

¿Conocen las filólogas del Instituto de la Mujer la existencia de los sustantivos comunes en cuanto al género? "Llamar a las cosas por su nombre" es precisamente no inventarse diferencias absurdas y, éstas sí, sexistas, que anulen el origen de las palabras, ignorando que para llegar a cancillera primero hay que ser mujera.- Sonia Cruz Parra. Jerez de la Frontera, Cádiz.



Lamento contrariar
a Amparo Rubiales, pero el lenguaje no es sexista, sino en un apartado muy superficial que es el de la formulación de ideas, que éstas sí lo pueden ser. Pero la gram...

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¿Conocen las filólogas del Instituto de la Mujer la existencia de los sustantivos comunes en cuanto al género? "Llamar a las cosas por su nombre" es precisamente no inventarse diferencias absurdas y, éstas sí, sexistas, que anulen el origen de las palabras, ignorando que para llegar a cancillera primero hay que ser mujera.- Sonia Cruz Parra. Jerez de la Frontera, Cádiz.

Lamento contrariar a Amparo Rubiales, pero el lenguaje no es sexista, sino en un apartado muy superficial que es el de la formulación de ideas, que éstas sí lo pueden ser. Pero la gramática no es sexista. Y el género gramatical no tiene que ver con el sexo. De hecho, ningún macho se siente disminuido o insultado si le dicen que es artista. Nadie ha reclamado que le llamen artisto. De la misma forma se puede uno sentir estúpidamente muy hombre y dejar que le llamen taxista, o anarquista, o alquimista, o protagonista. Por eso gastan pólvora innecesariamente los feministas en este asunto. ¿Qué sentido tiene que haya juezas? ¿Por qué no vale una juez, o la juez? Porque si se dice jueza, ¿no debería según la misma ley decirse juezo?

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La luna no es femenino en español porque en español se considere a ese astro femenino; en otras lenguas es masculino y no son ni más ni menos torpes en su percepción. En inglés no es femenino ni masculino.

Es desmedida la pretensión de violentar el género gramatical en nombre del combate contra la violencia machista. Otra cosa, ya digo, son las ideas, que no por tener género gramatical femenino se deben considerar propias de las mujeres. Las ideas machistas son aborrecibles y la oposición a la paridad, por ejemplo, esconde ideas machistas, como las implica el hecho de no considerar relevantes las cifras de rectores y catedráticos mujeres que hay en España en relación al número de estudiantes de ese sexo y a las calificaciones que obtienen.

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