Reportaje:

Una diputada británica y su cortijo

La disputa por una obra en Granada llega a la Cámara de los Comunes

Las disputas entre varios vecinos de Caratunas, una localidad granadina de apenas 200 habitantes, han llegado al Parlamento británico. El Partido Liberal Demócrata ha pedido a la Cámara de los Comunes que abra una investigación para comprobar si la parlamentaria laborista Margaret Moran ha hecho un uso irregular del papel de carta oficial de la Cámara, al colgarlo en la puerta del cortijo que posee en la Alpujarra y escribir sobre él la advertencia de que se estaba ante una propiedad privada.

La utilización de este papel es uno de los muchos métodos que, según denuncian los vecinos, ha ...

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Las disputas entre varios vecinos de Caratunas, una localidad granadina de apenas 200 habitantes, han llegado al Parlamento británico. El Partido Liberal Demócrata ha pedido a la Cámara de los Comunes que abra una investigación para comprobar si la parlamentaria laborista Margaret Moran ha hecho un uso irregular del papel de carta oficial de la Cámara, al colgarlo en la puerta del cortijo que posee en la Alpujarra y escribir sobre él la advertencia de que se estaba ante una propiedad privada.

La utilización de este papel es uno de los muchos métodos que, según denuncian los vecinos, ha empleado Moran en los últimos años para amedrentar a los residentes de las casas cercanas, que desde hace más de dos décadas utilizan varios caminos que discurren por tierras propiedad de la parlamentaria y su hermano John.

El PLD británico pide que se investigue si utilizó papel oficial del Parlamento para presionar al vecindario

Jesús Rivera y Beatriz Moschopoulou, los dueños de la casa más cercana a la de los Moran, llevan nueve años enredados en "interminables" procesos judiciales con la parlamentaria. Pero en las últimas semanas el conflicto se ha extendido a toda la asociación de vecinos del Padre Eterno, el idílico valle en el que se levanta la casa. La asociación ha denunciado a los Moran ante los juzgados de Órgiva por destrozar con una excavadora el camino de acceso a varios cortijos de la zona y dejarles "sin ninguna alternativa de paso" a sus casas. La parlamentaria les ha denunciado ante la Guardia Civil por impedir a las máquinas trabajar en terrenos de su propiedad.

Este periódico ha intentado recabar la versión de la parlamentaria, pero no ha obtenido respuesta. Los accesos que han ido cerrando los Moran afectan ya a una docena de cortijos. Los Rivera Moschopoulou llegaron al valle en 1997 y el primer conflicto entre las dos familias llegó pocos meses después de convertirse en vecinos. La parlamentaria, que apenas vive dos semanas al año en su casa andaluza, les pidió que dejaran de usar el acceso para vehículos que discurría pegado a su vivienda y, tras tres años de tiranteces y visitas al juzgado, acordaron que la familia Rivera les construiría un muro de contención en su terreno a cambio de que les permitiese habilitar otra vía un poco más arriba, también en terrenos de su propiedad.

Los Rivera cumplieron el trato y usaron durante cuatro años la nueva vía, hasta que un día se enteraron de que un juez les había declarado en rebeldía por no asistir a un juicio en el que se tenía que solucionar el conflicto sobre el viejo camino, una disputa que ellos ya habían saldado con el pacto entre vecinos. Moran ganó y, según sus vecinos, ha utilizado la sentencia favorable, que se refería al viejo paso, para cerrar la vía alternativa que habían acordado. "Se ha burlado de la justicia", advierte Moschopoulou.

La segunda vía se cerró en diciembre de 2004 y, desde entonces, los vecinos tienen que dejar el coche antes de la casa de la parlamentaria, aunque también en terrenos de su propiedad, y subir andando campo a través varias decenas de metros. En octubre de este año volvieron todos a los juzgados porque los Rivera han pedido un acceso a su casa.

Unos días después, el pasado 2 de noviembre, los Moran cortaron otro camino que daba acceso a más viviendas. Y el conflicto amenaza con complicarse porque la parlamentaria ha obtenido licencia para instalar una verja unos 100 metros más abajo de donde la tiene ahora. "Hemos intentado pararla, pero los caminos empiezan y terminan en su propiedad y ha habido que dársela", cuenta el alcalde de Caratunas, Salvador Rodríguez (PP).

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