Reportaje:

Wall Street, 'tocada' por la ley

Varias empresas dejan este mercado por la iniciativa legal Sarbanes-Oxley

Wall Street empieza a estar nerviosa. Cada vez más compañías deciden salir al mercado utilizando plataformas rivales para no tener que someterse al yugo de las normas de buen gobierno corporativo que reinan en EE UU tras el colapso del gigante Enron. Las voces que piden que su aplicación se haga de una forma más laxa son cada vez más, con el secretario del Tesoro como principal promotor.

El New York Stock Exchange (NYSE) es el mayor mercado de acciones del planeta y uno de los pilares del progreso en EE UU. La liquidez de las compañías que cotizan en él y el bajo coste de las transaccio...

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Wall Street empieza a estar nerviosa. Cada vez más compañías deciden salir al mercado utilizando plataformas rivales para no tener que someterse al yugo de las normas de buen gobierno corporativo que reinan en EE UU tras el colapso del gigante Enron. Las voces que piden que su aplicación se haga de una forma más laxa son cada vez más, con el secretario del Tesoro como principal promotor.

El New York Stock Exchange (NYSE) es el mayor mercado de acciones del planeta y uno de los pilares del progreso en EE UU. La liquidez de las compañías que cotizan en él y el bajo coste de las transacciones, comparado con otras bolsas rivales, la hacen la más competitiva. El problema llega cuando se combina la aplicación del paquete legislativo conocido como Sarbanes-Oxley, y en concreto el artículo 404 sobre las normas contables, con la facilidad con la que se lanzan los litigios en EE UU y la incompatibilidad de las normas hacen de Wall Street una plaza cada vez menos atractiva.

Las compañías que cotizan en Nueva York van a gastarse este año 6.000 millones para cumplir con las nuevas normas

John Thain, consejero delegado del NYSE, es el primero en denunciar la posición de desventaja, mientras explica que otros mercados internacionales han madurado y son capaces de atraer el interés de las empresas sin necesidad de pasar por EE UU. No es el único. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, y el senador demócrata Charles Schumer, advierten de que Wall Street está a riesgo de perder su prominencia en servicios financieros globales. "Esto sería devastador para nuestra ciudad y la nación", dicen los dos dirigentes en una carta conjunta.

Y volvió a repetirlo esta semana el responsable del Tesoro, Henry Paulson, que antes fue presidente de Goldman Sachs. "Las nuevas normas contables se están aplicando de una manera que crea costes innecesarios e introduce riesgos para la economía", dijo Paulson. Se calcula que las compañías que cotizan en el parqué neoyorquino gastarán este año 6.000 millones para cumplir con las normas recogidas en la Sarbanes-Oxley, diseñadas para evitar abusos como los protagonizados por Worldcom y Enron. Eso equivale a unos 3,8 millones de media por empresa.

Los números hablan. En 2005, sólo una entre las 24 mayores salidas a Bolsa se hizo en EE UU, mientras que cuatro se registraron en el London Stock Exchange. El problema es aún más grave si se tiene en cuenta que de las diez mayores OPV vistas ese año, ninguna se produjo en Wall Street. Y si se compara con datos de 2001, el 35% de las colocaciones totales se realizaron en EE UU, 15 puntos porcentuales más que en el año pasado. En términos absolutos, esto se traduce en una recaudación de 36.000 millones en EE UU, la mitad que en Europa o en Asia.

Entre tanto, el valor de las demandas contra empresas cotizadas en EE UU pasó de los 150 millones de dólares en 1997 hasta los 9.600 millones en 2005.

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