Cinco ataques en cinco meses

El ataque de ayer es el primero de carácter suicida que sufren las tropas españolas en Afganistán, a donde llegaron en enero de 2002, tras la caída del régimen talibán. Ese tipo de ataque no es, sin embargo, una novedad en este país -en los ocho primeros meses de este año se han producido 65, cuatro veces más que en todo 2005- y ni siquiera en la zona donde operan los españoles: en diciembre pasado se registró uno en Herat al día siguiente de que visitara la zona el presidente Rodríguez Zapatero. Los atentados suicidas se extendieron a Afganistán tras demostrar su macabro éxito en Irak y en su...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El ataque de ayer es el primero de carácter suicida que sufren las tropas españolas en Afganistán, a donde llegaron en enero de 2002, tras la caída del régimen talibán. Ese tipo de ataque no es, sin embargo, una novedad en este país -en los ocho primeros meses de este año se han producido 65, cuatro veces más que en todo 2005- y ni siquiera en la zona donde operan los españoles: en diciembre pasado se registró uno en Herat al día siguiente de que visitara la zona el presidente Rodríguez Zapatero. Los atentados suicidas se extendieron a Afganistán tras demostrar su macabro éxito en Irak y en su mayoría se atribuyen a militantes extranjeros de Al Qaeda.

El de ayer es también el primer ataque contra la Brigada Ligera Aerotransportable (Brilat), con base en Figueirido (Pontevedra) y Siero (Asturias), que regresó a Afganistán el mes pasado y a la que pertenecía la mayoría de los 17 militares que perdieron la vida en el accidente del helicóptero Cougar el 16 de agosto de 2005.

Pero sus antecesores de la Brigada Paracaidista sufrieron cuatro ataques durante sus cuatro meses en Afganistán. El más grave se produjo el pasado 8 de julio, cuando la explosión de una mina anticarro, a 63 kilómetros de Farah, mató al soldado español de origen peruano Jorge Arnaldo Hernández Seminario.

Más suerte tuvieron los agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que el 14 de agosto recibieron más de 20 impactos de kaláshnikov cuando circulaban a 30 kilómetros de Farah. El blindaje de su vehículo camuflado les permitió salir ilesos de la emboscada.

Tampoco sufrieron daños los ocupantes del convoy que, el 18 de septiembre, circulaba cerca de Farah cuando vio estallar un artefacto a unos 100 metros de distancia, gracias seguramente a que su activación se vio interferida por los inhibidores; o los que tres días después repelieron a tiros los disparos contra un control policial en la provincia de Badghis. El 25 del mismo mes fue desactivado un artefacto simulado junto al aeródromo de Qal-i-Naw.

A diferencia del atentado de ayer, que lleva el sello de los talibanes, muchos de estos incidentes se atribuyen a bandoleros, señores de la guerra e incluso agentes corruptos de la policía.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Archivado En