En libertad el vigilante que disparó a una mujer en un vagón de Renfe

La víctima, de 40 años, está ingresada en estado grave con heridas en la pierna

El vigilante de seguridad de la empresa VINSA, Juan N. G., de 43 años, quedó ayer en libertad pendiente de las investigaciones policiales, después de que disparara un tiro en una pierna a la inmigrante angoleña Ana Lourdes da Silva, de 40 años.

La compañía Renfe, por la que estaba contratado el agente, ha abierto una investigación interna para esclarecer lo sucedido, según explicaron fuentes del caso. La mujer herida fue trasladada ayer a la planta de Traumatología del hospital General de Móstoles. Anoche permanecía con fuerte sedación para evitar los dolores.

Los hechos ocurrier...

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El vigilante de seguridad de la empresa VINSA, Juan N. G., de 43 años, quedó ayer en libertad pendiente de las investigaciones policiales, después de que disparara un tiro en una pierna a la inmigrante angoleña Ana Lourdes da Silva, de 40 años.

La compañía Renfe, por la que estaba contratado el agente, ha abierto una investigación interna para esclarecer lo sucedido, según explicaron fuentes del caso. La mujer herida fue trasladada ayer a la planta de Traumatología del hospital General de Móstoles. Anoche permanecía con fuerte sedación para evitar los dolores.

Los hechos ocurrieron sobre las once de la noche, cuando el vigilante de seguridad fue a las cocheras que tiene Renfe en la estación de Móstoles-El Soto. Al entrar en uno de los vagones de un convoy que iba a ser aparcado se topó con la mujer, que estaba dormida. Según las primeras investigaciones, dio aviso a la central de seguridad. Acto seguido, despertó a la mujer y le dijo que tenía que marcharse. Se inició entonces una fuerte discusión entre ambos y la mujer la emprendió a golpes con el vigilante. En un momento dado, el agente sacó su arma reglamentaria (un revólver del calibre 38 especial) y efectuó un disparo. La bala le entró a Da Silva por el muslo derecho y le salió por la zona posterior. En su trayectoria le volvió a entrar por la rodilla, según las primeras investigaciones policiales. Ambos heridos fueron trasladados al servicio de urgencias del hospital General de Móstoles.

La víctima se recupera en la sección de traumatología del balazo recibido. Nada más ingresar fue sometida a una cura con anestesia. Su estado es grave y estable. Evoluciona favorablemente. Este periódico intentó ayer hablar con la paciente, pero lo prohibieron los médicos del Hospital General de Móstoles. Ana Lourdes estaba con fuerte sedación para evitar que sufriera dolores.

El vigilante sufría numerosas contusiones, sobre todo en el pecho. También había sufrido golpes y magulladuras por el resto del cuerpo. Presentaba arañazos en la cara y mordiscos en algunas extremidades. Tras ser atendido, recibió el alta médica. Quedó detenido en la comisaría de Móstoles, donde se negó a declarar, según fuentes del caso.

Ayer por la mañana pasó a disposición judicial. El magistrado de guardia ordenó su puesta en libertad, con la condición de que tiene que presentarse una vez en el juzgado. Fuentes de Renfe señalaron ayer que ha sido retirado del servicio y que la compañía ferroviaria ha abierto una investigación interna, en la que participará VINSA, la compañía para la que trabaja Juan N. G.

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El vigilante se negó ayer a hacer declaraciones a este periódico. Su esposa explicó que estaba con fuertes dolores por los golpes, mordiscos y arañazos recibidos. "Está intentando dormir porque lo ha pasado muy mal", explicó la mujer. Juan N. G. reside cerca de la estación de Móstoles Central. Lleva 13 años como vigilante de seguridad y ha trabajado para varias compañías del sector.

Éste no es el primer incidente en el que se ven envueltos vigilantes de la empresa VINSA. El pasado 7 de mayo murió el vigilante de seguridad Antonio Mena Sanz, de 27 años, tras ser reducido y esposado por cuatro vigilantes. Tres de éstos trabajaban para esta compañía.

En cuanto le colocaron los grilletes, el detenido empezó a sufrir convulsiones, sufrió un vómito y perdió el conocimiento. Los intentos del Samur-Protección Civil por reanimarlo resultaron inútiles. La autopsia descartó que el fallecido fuera golpeado con porras o patadas. El cadáver no presentaba golpes, hematomas o fracturas.

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