Reportaje:

Arte para las emociones hospitalarias

El Espai d'Art Contemporani de Castelló crea espacios para que sanitarios, pacientes y familiares expresen sus sentimientos

Los hospitales son recintos en los que las emociones fluyen como en pocos lugares. Penas y alegrías, lamentos y esperanzas que nadie gestiona. Emociones de las que nadie se ocupa. Y para las que nadie fija un espacio. Esto era así hasta que llegó Josep Maria Martín. Y en Castellón, no tenía remedio hasta que el Hospital Provincial alcanzó un acuerdo con el Espai d'Art Contemporani para desarrollar el proyecto con el que Martín crea sus "espacios para gestionar emociones". Los pueden usar el personal sanitario, pacientes y familiares como lugares en los que no huir de sus sentimientos.

L...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Los hospitales son recintos en los que las emociones fluyen como en pocos lugares. Penas y alegrías, lamentos y esperanzas que nadie gestiona. Emociones de las que nadie se ocupa. Y para las que nadie fija un espacio. Esto era así hasta que llegó Josep Maria Martín. Y en Castellón, no tenía remedio hasta que el Hospital Provincial alcanzó un acuerdo con el Espai d'Art Contemporani para desarrollar el proyecto con el que Martín crea sus "espacios para gestionar emociones". Los pueden usar el personal sanitario, pacientes y familiares como lugares en los que no huir de sus sentimientos.

La puesta en marcha del proyecto, que se presentó ayer, parte de la colaboración de toda la comunidad hospitalaria para estudiar las tensiones del entorno. Ha sido la "base" sobre la que Martín, junto con el arquitecto Alain Fidenza, ha escogido para su plan uno de los claustros del antiguo hospital rehabilitado y la segunda planta, la de los enfermos terminales. La propuesta incluye un espacio programado, otros tres no programados y uno visual. Para el primero, se ha diseñado una gran pajarita de papel, en recuerdo a Sadako Sasaki, la niña que sobrevivió a Hiroshima pero sucumbió a los estragos de la bomba atómica antes de poder hacer el millar de pajaritas que le harían recobrar la salud. Dentro de este icono de la esperanza de aspecto frágil, el espacio encerrará habitáculos habituales, como una cocina. Será un lugar de transición entre el hospital y el hogar.

En la segunda planta, los familiares no quieren "abandonar" a sus enfermos ni por un momento. Bajar dos pisos y salir para fumar provoca un estrés detectado médicamente, y por ello se creará un espacio para el pitillo. Además, puntos de conexión a Internet mantendrán a los familiares unidos al exterior. Y en uno de los claustros habrá espacio para escuchar música, hablar o convivir en medio de vegetación, en un centro en el que cruzar emociones forma parte de un proceso natural más.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En