El comité de empresa de Reckitt rechaza el plan de recolocaciones sin siquiera estudiarlo

Los trabajadores recalcan que sólo negociarán el mantenimiento de la planta de Güeñes

Los trabajadores de la planta de la multinacional Reckitt Benckiser de Güeñes, cuyo cierre definitivo ha anunciado la empresa, no se resignan a la clausura. El comité de empresa ha rechazado el plan de recolocaciones presentado por la dirección y ha decidido que ni siquiera lo estudiará. Tras la reunión fallida del martes, ambas partes han acordado una nueva cita el lunes en un hotel de Güeñes. El comité asegura que sólo negociará el mantenimiento de la fábrica, pese a la decisión "irrevocable" de la multinacional de trasladar la producción y que el Gobierno también da por hecho el cierre.
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Los trabajadores de la planta de la multinacional Reckitt Benckiser de Güeñes, cuyo cierre definitivo ha anunciado la empresa, no se resignan a la clausura. El comité de empresa ha rechazado el plan de recolocaciones presentado por la dirección y ha decidido que ni siquiera lo estudiará. Tras la reunión fallida del martes, ambas partes han acordado una nueva cita el lunes en un hotel de Güeñes. El comité asegura que sólo negociará el mantenimiento de la fábrica, pese a la decisión "irrevocable" de la multinacional de trasladar la producción y que el Gobierno también da por hecho el cierre.

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La búsqueda de una salida a los 194 trabajadores de Reckitt Benckiser en Güeñes no figura en la agenda del comité de empresa. La presentación, el martes, de un documento por parte de la compañía que asegura que se recolocará al 80% de la plantilla en nuevos proyectos empresariales en el entorno de la planta parece que se quedará en un cajón. "No entramos a valorar las recolocaciones. No vamos a estudiar ese documento", afirmó ayer el presidente del comité, Natxo Velasco, de ELA, quien señaló que su labor es que la planta de productos de limpieza e higiene personal se mantenga en Güeñes.

Velasco señaló que la empresa sigue sin aportar ninguna explicación que justifique su cierre "ni económica ni técnicamente", por lo que los trabajadores persistirán en defender la apertura de la planta.

La jornada de ayer sirvió al menos para que las dos partes alcanzasen un acuerdo para celebrar una nueva reunión. El previsto para el pasado martes se suspendió porque los empleados querían que se celebrase en la propia fábrica, mientras que la dirección les citó en un hotel de Bilbao para preservar "un clima de serenidad". Al final, la nueva reunión se celebrará en un hotel de Güeñes, el próximo lunes.

El comité presentará hoy un calendario de protestas para los próximos días. La principal concentración hasta ahora se celebró el pasado sábado en Güeñes, con la asistencia de cerca de 2.000 personas.

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La dirección de la planta se reunió ayer con el diputado vizcaíno de Empleo, Julio Artetxe, a quien expuso su plan de recolocaciones para la plantilla. Artetxe señaló que los directivos mostraron su disposición a colaborar en la regeneración industrial del municipio y que analizan varios proyectos, con planes de negocio incluidos, para ocupar las instalaciones de Güeñes que dejará la multinacional británica.

El departamento vizcaíno de Empleo, que también ha criticado la falta de razones para el cierre de la planta, transmitió a los directivos su disposición a intermediar, si las partes implicadas así lo solicitan, en la búsqueda de soluciones para los trabajadores que se quedarán sin empleo.

El PSE-EE de Güeñes censuró ayer al alcalde, el peneuvista Koldo Artaraz, por su rechazo a debatir una moción de solidaridad con los trabajadores. Reclamó a la Diputación una actuación similar a la de la empresa Virtisú, que fue comprada por la institución foral.

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