El fiscal pide 29 años para Txapote por el asesinato del sargento Morcillo

El etarra Javier García Gaztelu, Txapote, fue juzgado ayer en la Audiencia Nacional como presunto autor del asesinato, en 1994, del sargento de la Policía Municipal de San Sebastián Alfonso Morcillo, por el que el fiscal pidió 29 años de prisión. Txapote moderó el comportamiento altanero y despectivo mostrado en anteriores juicios -en el último acabó esposado al banquillo-, y se limitó a no contestar a los interrogatorios: "No voy a formar parte de este juicio, porque no reconozco a este tribunal, que es una farsa", dijo.

El fiscal Jesús Santos centró su acusación en el testimoni...

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El etarra Javier García Gaztelu, Txapote, fue juzgado ayer en la Audiencia Nacional como presunto autor del asesinato, en 1994, del sargento de la Policía Municipal de San Sebastián Alfonso Morcillo, por el que el fiscal pidió 29 años de prisión. Txapote moderó el comportamiento altanero y despectivo mostrado en anteriores juicios -en el último acabó esposado al banquillo-, y se limitó a no contestar a los interrogatorios: "No voy a formar parte de este juicio, porque no reconozco a este tribunal, que es una farsa", dijo.

El fiscal Jesús Santos centró su acusación en el testimonio sumarial de Valentín Lasarte, ya condenado por estos hechos, aunque ayer, ante el tribunal, Lasarte dijo no recordar si Txapote participó en el asesinato del sargento Morcillo. Sin embargo, el fiscal recordó que Lasarte había reconocido "ampliamente" que en el asesinato de Morcillo participaron Txapote y él, y que fue planificado por Francisco Javier Arizkuren Ruiz, Kantauri.

El fiscal Santos calificó a Txapote de "cobarde", pues ni siquiera fue capaz de situarse frente a su víctima. "Así queda demostrada la valentía de García Gaztelu, quien cometió el atentado por la espalda, de manera cobarde y taimada, para asegurarse la indefensión del sargento". También le describió como "ser sanguinario y sin escrúpulos".

Txapote, que acumula ya más de 150 años de condena, permaneció sentado cuando el presidente del tribunal, Félix Alfonso Guevara, le ordenó levantarse para hacer uso de su última palabra. Guevara ordenó entonces a la fuerza pública que le pusieran en pie, pero cuando los policías entraban en la cabina blindada, el etarra se levantó y permaneció callado.

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