"Yo sólo gritaba. La piel de mi hijo y la mía se habían vuelto negras"
La testigo Adiba Aula Baiz, de 45 años, relató su experiencia durante un bombardeo de la aviación iraquí contra la población de Balisán, en la provincia de Suleimaniya, al norte del país, durante el verano de 1987.
La mujer explicó que después de que una bomba cayera en la parte trasera de la casa, el cuerpo de su hija comenzó a arder y su piel a despegarse. Aula agregó que tras la explosión, su marido y ella percibieron un olor "asqueroso, como a manzana podrida", que invadió el ambiente. "Después, mi hija Naryus entró en casa y se quejaba sin parar mientras vomitaba sobre su ropa. La ...
La testigo Adiba Aula Baiz, de 45 años, relató su experiencia durante un bombardeo de la aviación iraquí contra la población de Balisán, en la provincia de Suleimaniya, al norte del país, durante el verano de 1987.
La mujer explicó que después de que una bomba cayera en la parte trasera de la casa, el cuerpo de su hija comenzó a arder y su piel a despegarse. Aula agregó que tras la explosión, su marido y ella percibieron un olor "asqueroso, como a manzana podrida", que invadió el ambiente. "Después, mi hija Naryus entró en casa y se quejaba sin parar mientras vomitaba sobre su ropa. La agarramos para meterla en casa y bañarla, y nos dimos cuenta de que las armas que habían utilizado en el bombardeo eran químicas y tóxicas", dijo.
También relató cómo la llevaron al hospital y después la arrestaron. "Estuve tres días sin poder ver. Mi hijo tampoco veía nada. Yo sólo gritaba. Al quinto día empecé a abrir un poco los ojos. La escena era terrible. La piel de mi hijo y la mía se habían vuelto negras". Afirmó que como consecuencia de los bombardeos tuvo dos abortos y que tres meses después su padre falleció. "Que Dios os deje ciegos a todos", dijo Aula señalando a Sadam y a los otros acusados.