"En Pamplona, van al encierro; en Vitoria, al Rosario de la Aurora"

Ricardo Sáez de Heredia (Vitoria, 1947), abad de la Cofradía de la Virgen Blanca desde hace seis años, es la cara pública de la notable transformación que han vivido los principales actos religiosos de las fiestas de la capital alavesa. En este 2006, la apuesta de la Cofradía, que en 2013 cumplira cuatro siglos, han sido los inmigrantes.

Pregunta. Sus fiestas comienzan el 27 de julio, con la novena a la Virgen Blanca.

Respuesta. Sí, pero no se crea que la novena es misa y punto. Se trata de unos actos de información y de formación. En esta ocasión, el asunto han sid...

Ricardo Sáez de Heredia (Vitoria, 1947), abad de la Cofradía de la Virgen Blanca desde hace seis años, es la cara pública de la notable transformación que han vivido los principales actos religiosos de las fiestas de la capital alavesa. En este 2006, la apuesta de la Cofradía, que en 2013 cumplira cuatro siglos, han sido los inmigrantes.

Pregunta. Sus fiestas comienzan el 27 de julio, con la novena a la Virgen Blanca.

Respuesta. Sí, pero no se crea que la novena es misa y punto. Se trata de unos actos de información y de formación. En esta ocasión, el asunto han sido los inmigrantes. Hay que tener en cuenta que a veces el católico, y me refiero al practicante, suele tener muchos prejuicios hacia los de fuera.

P. ¿Cómo lo han resuelto?

R. Cada día, acudía un grupo de inmigrantes de distinto origen, desde bieolorrusos a filipinos o cameruneses. El sacerdote, Serafín del Campo, es un experto en el asunto: ha estado 25 años en Francia con inmigrantes españoles. Tiene sensibilidad y ha transmitido la necesidad de entendimiento con el que llega de fuera, como se hizo hace años con los inmigrantes de otras zonas de España.

P. La Cofradía tiene fama de ser una institución de "Vitoria de toda la vida".

R. Bueno; afortunadamente, esa imagen es cosa del pasado. La Cofradía ha superado su carácter clasista. Por ejemplo, en la procesión de los faroles, ya hay un turno rotatorio. Hay que tener en cuenta que somos 3.600 cofrades y son 320 las luminarias: todos tienen que participar. Hasta el último que ha llegado tiene derecho.

P. La gente no va a misa, pero el Rosario de la Aurora se mantiene como un acto imprescindible de las fiestas.

R. Es una muestra de religiosidad popular, que está en alza, ante la crisis de asistencia a los actos litúrgicos domicales. En 1954, asistieron no más de 300 personas y ahora es una multitud en la que se cruzan los que se han acostado a las 12 y los que vienen de gaupasa. En Pamplona, van al encierro; en Vitoria, al Rosario de la Aurora.