Crítica:

La letra con arte entra

¿Existe una unidad esencial que integra al artista plástico y al creador literario? Si nos guiamos por algunas de las exposiciones que coinciden en el verano balear, la respuesta tiende a ser afirmativa. Jaume Plensa copa buena parte de la atención del público, con sendas exposiciones en la Fundación Pilar y Joan Miró y en el Museo Es Baluard. Dos muestras de muy distinto cariz, pero perfectamente complementarias para quien se deje atrapar por los hilos, sutiles e interrogadores, con los que trenza su obra poliédrica. La primera nos presenta al artista transformador de espacios arquitectónicos...

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¿Existe una unidad esencial que integra al artista plástico y al creador literario? Si nos guiamos por algunas de las exposiciones que coinciden en el verano balear, la respuesta tiende a ser afirmativa. Jaume Plensa copa buena parte de la atención del público, con sendas exposiciones en la Fundación Pilar y Joan Miró y en el Museo Es Baluard. Dos muestras de muy distinto cariz, pero perfectamente complementarias para quien se deje atrapar por los hilos, sutiles e interrogadores, con los que trenza su obra poliédrica. La primera nos presenta al artista transformador de espacios arquitectónicos; la segunda reúne obra en pequeño formato, desde grabados y libros de artista hasta pequeñas piezas escultóricas conceptuales. Una coincidencia temporal azarosa, que permite una aconsejable visión conjunta.

Jaume Plensa

Libros, estampas y múltiples, 1978-2006. Fundación Pilar y Joan Miró de Palma de Mallorca. Joan de Saridakis, 29. Hasta el 10 de septiembre. Jerusalem. Hasta el 15 de octubre. La palabra pintada. Hasta el 24 de septiembre. Ambas en el Museo Es Baluard. Plaza de Porta de Santa Catalina, 10. Palma de Mallorca.

La exposición de Es Baluard lleva por título Jerusalem y está basada en el erotismo bíblico expresado en el Cantar de los Cantares del rey Salomón. La forman un total de 18 gongs suspendidos de la bóveda del aljibe reconvertido, con sus mazas para que el visitante pueda extraer sonidos y reverberaciones que activen los adormecidos sentidos aplastados por la canícula feroz. En cada gong, Plensa ha dispuesto versos del poema salomónico, un canto a la embriaguez de la vida amorosa. Pero... el idilio y la dicha tienen vida breve. En este verano de la enésima guerra en los territorios en los que brotaron estos versos, las oscuridades llegan en forma de 18 soles negros, las sombras de los gongs en el suelo, evocación de la antítesis del regocijo del amor.

En Plensa casi todo empieza

y acaba en una letra. Libros, frases, palabras y letras son universos dotados de sentidos (plásticos, simbólicos, sígnicos...) que el artista ha explotado a conciencia. La muestra de la Fundación Pilar y Joan Miró permite degustar ese rastro paso a paso. La componen piezas que van de 1978 a 2006. De este año es el tríptico A, B, C..., elaborado en los mismos talleres de la fundación y en cierto modo desarrollo de una suite previa de aguafuertes y litografías titulada, precisamente, Cantar de los Cantares, la pieza que engarza esta muestra con la anterior. En la obra nueva tres caras deformadas con verticalidad manierista, representando otras tantas razas, se superponen al texto de la declaración universal de los derechos humanos, cuyas letras sobresalen a modo de bajorrelieve. Mensaje explícito en tiempos de fúnebres cayucos...

La palabra pintada es el reconocible título de la muy literaria exposición que se exhibe en otro de los espacios de Es Baluard. Se trata de un esfuerzo considerable por traer a Mallorca la obra plástica de escritores que también se expresaron con la imagen. Está aquí desde la fuerza volcánica de los paisajes de Strindberg hasta la zoología simbólica de Günter Grass, la sutil aproximación a la naturaleza de George Sand o las ruinas románticas de Victor Hugo. La muestra, en la que hay que dejarse llevar por la voluntad de dar con insospechados hallazgos, plantea al espectador un problema, que es a su vez dificultad y acicate: ¿desde dónde contemplar estas obras: desde la historia de la cultura o desde la historia del arte?, ¿desde su condición de complemento y descanso del quehacer literario o desde la plenitud del objeto estético? La respuesta no será la misma ante las banales tintas y acuarelas de Cela o de Herman Hesse que ante los dibujos de la tribu expresionista de Bruno Schulz.

'Jerusalem', instalación de Jaume Plensa.

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