MIRADOR

Los peligros del calor

El verano desmiente a veces el lugar común de luminosidad, vacaciones y dolce far niente. Los golpes de calor, como el que vive España en los últimos días, han dejado de ser una anécdota curiosa para convertirse en un riesgo para la salud e incluso la vida de las personas. Hay precedentes graves al respecto. Durante la ola de calor de julio y agosto de 2003, el Gobierno francés admitió unas 3.000 muertes relacionadas con ella y sufrió durísimas acusaciones de falta de previsión en hospitales y otros centros públicos. Durante ese mismo verano, el Gobierno del PP se dio maña para e...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El verano desmiente a veces el lugar común de luminosidad, vacaciones y dolce far niente. Los golpes de calor, como el que vive España en los últimos días, han dejado de ser una anécdota curiosa para convertirse en un riesgo para la salud e incluso la vida de las personas. Hay precedentes graves al respecto. Durante la ola de calor de julio y agosto de 2003, el Gobierno francés admitió unas 3.000 muertes relacionadas con ella y sufrió durísimas acusaciones de falta de previsión en hospitales y otros centros públicos. Durante ese mismo verano, el Gobierno del PP se dio maña para escamotear las estadísticas y reconoció tan sólo 141 muertes por calor, aunque los datos del INE difundidos en 2004 registraron 6.100 muertes más en los meses de julio y agosto de 2003 que en el mismo periodo de 2002. No todas fueron debidas a la letal combinación del calor más la imprevisión de las autoridades sanitarias españolas, pero sí es evidente que en aquella ocasión hubo más de 141 fallecidos por el clima extremo.

Más información

Así que la decisión de Protección Civil de poner en alerta 10 Comunidades Autónomas por el intenso calor que estamos viviendo no es un exceso de precaución ni la presunción banal de un riesgo inexistente. La amenaza es real e invita a que las personas de edad avanzada, los niños o quienes sufren de patologías crónicas puedan recibir asistencia rápida en servicios de urgencia amplios, provistos de climatización adecuada y dotados del personal suficiente. Las olas de calor no se pueden evitar, pero se pueden prever. Las recomendaciones genéricas, como no exponerse al sol, evitar cambios bruscos de temperatura o hidratarse son necesarias, pero las instituciones públicas deben estar preparadas también para casos más graves.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En