Crónica:LA CRÓNICA

La inexistente voz europea

El Parlamento Europeo ignora los abusos de Israel en Gaza

Micheline Calmy-Rey tiene 61 años, es miembro del partido socialista suizo, ministra de Asuntos Exteriores y vicepresidenta de la Confederación Helvética. Y sobre todo es el único ministro de Asuntos Exteriores de toda Europa que se ha molestado o que se ha atrevido hasta ahora a condenar públicamente lo que está haciendo el Gobierno de Israel en el territorio palestino de Gaza.

Ni Francia, ni el Reino Unido ni, por supuesto, España han condenado lo que, a los ojos de las organizaciones humanitarias internacionales, incluido el relator de Derechos Humanos de la ONU, es una gravísima vio...

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Micheline Calmy-Rey tiene 61 años, es miembro del partido socialista suizo, ministra de Asuntos Exteriores y vicepresidenta de la Confederación Helvética. Y sobre todo es el único ministro de Asuntos Exteriores de toda Europa que se ha molestado o que se ha atrevido hasta ahora a condenar públicamente lo que está haciendo el Gobierno de Israel en el territorio palestino de Gaza.

Ni Francia, ni el Reino Unido ni, por supuesto, España han condenado lo que, a los ojos de las organizaciones humanitarias internacionales, incluido el relator de Derechos Humanos de la ONU, es una gravísima violación del derecho internacional. Calmy-Rey, por el contrario, cree que Suiza, como depositaria de la mayoría de las convenciones internacionales, debe levantar la voz para denunciar los abusos de las fuerzas de ocupación israelíes. La ministra pone el acento en algo que parece evidente pero que casi siempre se olvida: Israel es la potencia ocupante de unos territorios palestinos que no son suyos y en los que tiene una serie de obligaciones internacionales, empezando por la más fundamental e ineludible: respetar a la población civil.

La ministra de Exteriores de Suiza ha sido la única que ha exigido a Israel públicamente que cumpla las leyes internacionales y respete a los civiles

El comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores suizo dice así: "Diversas acciones llevadas a cabo por el ejército israelí en su ofensiva contra la banda de Gaza violan el principio de proporcionalidad y constituyen un castigo colectivo de la población, prohibido por el derecho internacional. Para este ministerio no cabe la menor duda de que Israel no ha tomado todas las precauciones requeridas por el derecho internacional para asegurar la protección de la población y de las infraestructuras civiles. La destrucción de una central eléctrica, el ataque contra la oficina del primer ministro palestino, la detención arbitraria de un gran número de representantes del pueblo y de ministros democráticamente elegidos, así como la retirada del derecho de residencia en Jerusalén a tres parlamentarios y un ministro no pueden justificarse en modo alguno. Los ataques contra los bienes civiles están prohibidos por el derecho internacional. Este ministerio pide a Israel que no lance más ataques contra bienes civiles, que asegure la protección de la población y que libere a los representantes elegidos, a menos que les pueda acusar de hechos concretos de acuerdo con las normas del Estado de derecho".

La reacción de Calmy-Rey ha dejado en evidencia el mutismo de otras cancillerías y de la propia Unión Europea. Jonathan Steele, uno de los más conocidos comentaristas políticos británicos, lo resumía así en The Guardian: "La respuesta de Europa al asedio de Gaza es vergonzosa: gracias a Dios que existe Suiza". Para Steele, la mayor vergüenza es que Europa no sea capaz ni tan siquiera de apoyar "las valientes voces que dentro del propio Israel" claman contra la brutalidad del Gobierno de Olmert en la franja de Gaza. Como Gideon Levy, que escribe esta misma semana en Haaretz: "No es legítimo pedir a 20.000 personas que huyan de sus casas. No es legítimo convertir sus ciudades en ciudades fantasmas. No es legítimo secuestrar medio Gobierno y un 25% de su Parlamento. Un Estado que hace eso no se distingue de una organización del terror".

Algunos argumentan que si la Unión Europea condenara las acciones de Israel perdería influencia ante el Gobierno de Olmert. "¿Pero de qué influencia hablan? ¿Qué ha logrado esa pretendida influencia desde que Sharon y Olmert llegaron al Gobierno?", se interroga Steele.

Ni una resolución

La impotencia europea para influir en el conflicto palestino-israelí ha sido siempre notoria, pero ahora ha alcanzado nuevas cotas: la UE no ha sido capaz aún de hacer llegar dinero a la Autoridad Palestina para el pago de las necesidades más perentorias. Ante los ataques con bombas sónicas que sufre la población civil palestina, el cerco a que está sometida y que imposibilita la llegada de alimentos frescos y de medicinas, frente a la destrucción de edificios civiles y la vulneración de otros derechos denunciados repetidamente por las ONG presentes en la zona, la Comisión Europea se ha limitado a expresar su preocupación y su inquietud.

Peor todavía está siendo la actitud del Parlamento Europeo, incapaz ni tan siquiera de aprobar una simple resolución que denuncie la violación de derechos humanos en Gaza por parte del ejército israelí. La verdad es que el Parlamento Europeo no ha sido capaz ni una sola vez de reclamar a Israel el respeto por la población civil palestina. Ni una vez. Hay resoluciones sobre Egipto, Sudán, Mauritania, la mayoría de las ex repúblicas soviéticas... sobre todas y cada una de las partes del mundo en las que se producen abusos sobre civiles. Salvo sobre los abusos del Gobierno de Israel en Palestina.

Micheline Calmy-Rey.

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