Reportaje:El panorama cultural

El aprendiz de Amenábar

Carlos Agulló estrena la próxima semana su primer corto tras seis años trabajando como montador en cine y publicidad

De pasar algunos días en los que no tenía dinero ni para comer, a trabajar con Amenábar. En la trayectoria de Carlos Agulló han influido la suerte, el trabajo duro y el programa de edición Avid. Gracias a sus conocimientos de este programa, consiguió meter la cabeza en el cine cuando Iván Aledo, montador de películas como Lucía y el sexo, le pidió unas clases prácticas. Carlos le propuso no cobrarle en dinero. A cambio participaría como meritorio en el montaje de su próxima película.

El recién estrenado director, de 30 años, se especializó en videocreación cuando estudiaba Bellas...

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De pasar algunos días en los que no tenía dinero ni para comer, a trabajar con Amenábar. En la trayectoria de Carlos Agulló han influido la suerte, el trabajo duro y el programa de edición Avid. Gracias a sus conocimientos de este programa, consiguió meter la cabeza en el cine cuando Iván Aledo, montador de películas como Lucía y el sexo, le pidió unas clases prácticas. Carlos le propuso no cobrarle en dinero. A cambio participaría como meritorio en el montaje de su próxima película.

El recién estrenado director, de 30 años, se especializó en videocreación cuando estudiaba Bellas Artes en Madrid. Una vez terminada la carrera, se pasó un año trabajando en una pequeña productora "sin recibir un duro". Con lo que ganaba montando vídeos de bodas los fines de semana, le daba para malvivir en un pequeño piso del barrio de Lavapiés. "Algunas veces no podía pagar ni la gasolina para ir a comer a casa de mis padres", recuerda. A pesar de las penurias económicas, Carlos veía como una oportunidad el aprendizaje de un sistema de edición de vídeos sin tener que matricularse en un máster. "Hoy en día cualquiera puede hacer lo mismo desde su ordenador, pero entonces no era así", asegura.

"Cuando empecé, había días en los que me pasaba 30 horas seguidas en el estudio"
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En su trabajo conoció a una montadora que buscaba un ayudante para un corto que protagonizaría Federico Luppi. La experiencia fue buena, y Carlos continuó colaborando con ella: "En este mundo, además de trabajar como una bestia, son imprescindibles las relaciones personales, porque te pasas todo el día con el resto del equipo". Tras varios proyectos juntos, de los que Carlos recuerda las jornadas interminables -"llegué a pasarme 30 horas seguidas en el estudio"-, la suerte se puso de su lado en 2002, año en el que conoció a Iván Aledo. Pero el salto definitivo fue Mar adentro, donde participó en el montaje y la posproducción "codo con codo" con Alejandro Amenábar. Desde entonces, los proyectos se han ido encadenando: montador de un telefilme de Mateo Gil, trabajos para la publicidad... Hasta que decidió dar el salto a la dirección. "Aparte de una subvención de 6.000 euros que me dio la Comunidad de Madrid, todavía no sé cuánto me he gastado; calculo unos 25.000 euros, que todavía debo al banco".

El cortometraje El regalo, para el que ha contado con la actriz María Pujalte, se estrena el próximo jueves. Carlos reconoce que le "trae loco" el vértigo que provoca la incertidumbre laboral: "Terminé el montaje de la peli de Mateo y al día siguiente no tenía ni idea de lo que iba a hacer".

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