El joven que perdió las piernas arrollado por el metro intentaba subir en marcha al convoy

El accidentado en la estación de Ópera "no está bien de los nervios", según su fami lia

Marcos Ponce González, el madrileño de 20 años que el miércoles cayó a la vía del metro en la estación de Ópera, sigue ingresado en la UVI del hospital 12 de Octubre con pronóstico grave y ha perdido la pierna derecha a la altura de la pelvis y la izquierda por debajo de la rodilla. Las imágenes captadas por las cámaras de vigilancia de la estación confirman que el joven saltó a la plataforma de enganche entre dos de los vagones del metro que acababa de salir. Su familia explicó ayer que el joven estaba en tratamiento psiquiátrico y padece trastornos mentales.

Ponce llegó en un metro de...

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Marcos Ponce González, el madrileño de 20 años que el miércoles cayó a la vía del metro en la estación de Ópera, sigue ingresado en la UVI del hospital 12 de Octubre con pronóstico grave y ha perdido la pierna derecha a la altura de la pelvis y la izquierda por debajo de la rodilla. Las imágenes captadas por las cámaras de vigilancia de la estación confirman que el joven saltó a la plataforma de enganche entre dos de los vagones del metro que acababa de salir. Su familia explicó ayer que el joven estaba en tratamiento psiquiátrico y padece trastornos mentales.

Ponce llegó en un metro de la línea 2 a la estación de Ópera sobre las 18.10 del pasado miércoles. Salió por la primera puerta del segundo vagón y caminó unos segundos por el andén. Cuando las puertas ya se habían cerrado y el tren comenzaba a ponerse en marcha, Ponce cogió carrerilla y saltó a la plataforma de enganche existente entre el segundo vagón y el tercero. Con la mala fortuna que perdió el equilibrio y cayó a la vía. El metro lo arrastró varios metros amputándole en el acto la pierna derecha a la altura de la pelvis y semiamputándole la izquierda a la altura de la rodilla. El conductor no se percató del accidente y fueron los pasajeros quienes accionaron la alarma y detuvieron el convoy.

Ponce permanecía ayer ingresado en la Unidad de Vigilancia Intensiva del hospital Doce de Octubre con heridas de pronóstico grave. Además de la amputación de las dos piernas, el joven sufrió también la rotura de la pelvis. Al mediodía le retiraron la respiración asistida y por la tarde, ya consciente, trató de hablar con su padre, pero "no pudo entendérsele nada", dijo éste muy afectado por la situación de su hijo.

Su familia atribuye el accidente a que "Marcos no estaba bien de los nervios y se atolondró cuando vio que se le escapaba el metro". Según la familia, la víctima padecía esquizofrenia y recibía tratamiento psiquiátrico. La misma tarde del suceso, Marcos estuvo con la actual pareja de su padre, la cual aseguró que el chico se encontraba bien y estaba animado. Según la misma fuente, el joven se dirigía a casa de un amigo para comprar un teléfono móvil que "le salía muy barato". Su padre descarta por completo la posibilidad de que su hijo tratase de suicidarse arrojándose a la vía.

Marcos vivía en el barrio de Lavapiés con otros amigos y se disponía a comenzar un nuevo trabajo en el sector de la construcción al día siguiente de sufrir el accidente. Anteriormente había trabajado como electricista. Según su padre, su último empleo fue en Sevilla, donde fue arrestado por la policía hace unos meses por un robo en un supermercado. "Ahí se juntó con gente que no era del todo buena; por eso le hice regresar a Madrid", explicaba el progenitor

Obrero de la construcción

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Marcos regresó a la capital hace varios meses y consiguió el trabajo de obrero de la construcción que iba a empezar ayer, jueves. El día del suceso, su padre le había mandado 100 euros a su hijo "para que pudiera comer mientras no cobrase el sueldo del nuevo empleo", explicaba éste a las puertas de un bar donde se reponía junto a la abuela de la víctima y sus dos tías.

Angelino Ponce, el padre del accidentado, vive ahora en Asturias, donde se mudó hace algún tiempo para recuperarse de la bronquitis crónica que, según él, le ha provocado la profesión de escayolista que había desarrollado durante su vida. Desde las pasadas navidades, Angelino no había vuelto a ver a su hijo y sólo habían hablado en algunas ocasiones por teléfono.

Ayer al mediodía, todavía no había dormido después del viaje que le había traído por la noche en tren desde Gijón. "A las ocho de la tarde recibimos la llamada de la policía y buscamos un billete para viajar a Madrid", explicaba.

El padre recordaba ayer que su hijo Marcos se crió junto a su hermana, 13 meses menor que él, en centros de acogida de la Comunidad de Madrid. Cuando el chiquillo tenía seis años, ante la ausencia de la madre y la falta de medios económicos del padre, su abuela paterna se hizo cargo de ambos. Su hermana sigue viviendo con la abuela, pero Marcos había emprendido una vida por su cuenta. Ayer, toda su familia insistía en que Marcos les tendrá "a su lado".

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