Tribuna:

Subir sin límites

Entre las características más llamativas de lo que llevamos de 2006 está la continuación de la subida imparable del precio de las materias primas. Hay que reconocer que ésta es una afirmación que puede aplicarse igualmente a los cuatro últimos años, pero eso no quita hierro al asunto, pues los niveles que están alcanzando en este momento empiezan a ser vertiginosos. Gracias a ello, los fondos que invierten en empresas relacionadas con la extracción y transformación de materias primas están acumulando en el año rentabilidades más que atractivas: 10% de promedio para los fondos que se concentran...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Entre las características más llamativas de lo que llevamos de 2006 está la continuación de la subida imparable del precio de las materias primas. Hay que reconocer que ésta es una afirmación que puede aplicarse igualmente a los cuatro últimos años, pero eso no quita hierro al asunto, pues los niveles que están alcanzando en este momento empiezan a ser vertiginosos. Gracias a ello, los fondos que invierten en empresas relacionadas con la extracción y transformación de materias primas están acumulando en el año rentabilidades más que atractivas: 10% de promedio para los fondos que se concentran en el sector de recursos naturales (energéticos incluidos); 14% para los de industrias básicas (que agrupa, entre otras, las empresas de construcción e inmobiliarias cotizadas en Bolsa), y 21% para los que invierten en el sector del oro y metales preciosos.

En la última semana, los precios de las materias primas han dado un nuevo giro y han llegado a niveles que, o bien nunca hemos visto (como es el caso del cobre, a 6.000 dólares la tonelada) o hemos visto sólo con motivo del huracán Katrina (el precio del barril de petróleo Brent ya está en esos niveles cercanos a 70 dólares). Algunos precios se alcanzaron únicamente, y por un periodo breve de tiempo, hace años. Es el caso del oro que, a 600 dólares la onza, no se había visto en otra desde las navidades de 1979.

Pero lo que resulta aún más pasmoso es que una subida de tal calibre no se haya reflejado en la inflación de los países industrializados, lo que ha permitido que los tipos de medio y largo plazo se hayan mantenido en niveles muy bajos durante los tres últimos años: hace diez, el rendimiento de los bonos del Tesoro español era de 9,6%, mientras que hoy está en 3,9%.

La subida de las materias primas se debe a lo reducido de las existencias (cobre), lo limitado de las reservas (petróleo) y las buenas rentabilidades que está proporcionando la inversión en índices de materias primas, que ha motivado que se hayan convertido en objeto de deseo para fondos de inversión y pensiones, provocando un efecto de retroalimentación sobre la inicial subida de precios.

La temida escasez y la inestabilidad geopolítica seguirán afectando a las materias primas. La expectativa para los próximos meses es de una continuación en su escalada de precios. Los fondos que invierten en empresas relacionadas con ellas seguirán, probablemente, proporcionando a corto plazo rentabilidades estimulantes.

Juan Ignacio Crespo es director General de Finanduero

Archivado En