La policía resuelve el caso de la mujer asesinada en Granada

Los sospechosos, detenidos por tener el teléfono móvil de la víctima

La policía ha encontrado "pruebas concluyentes" que incriminan a la pareja formada por J. M. G., de 31 años, y J. M. G. R., de 43, en el homicidio de Beatriz Collado, la mujer de 27 años cuyo cadáver apareció flotando en un pantano de Granada el pasado 2 de marzo. Los presuntos autores del crimen estaban detenidos desde hace nueve días por tener en su poder el teléfono móvil de la víctima, pero habían negado su relación con el caso.

Las pruebas de ADN han resultado definitivas para esclarecer el asesinato de Beatriz Collado, cuyo rastro se perdió a las 22.15 del pasado 1 de marzo despué...

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La policía ha encontrado "pruebas concluyentes" que incriminan a la pareja formada por J. M. G., de 31 años, y J. M. G. R., de 43, en el homicidio de Beatriz Collado, la mujer de 27 años cuyo cadáver apareció flotando en un pantano de Granada el pasado 2 de marzo. Los presuntos autores del crimen estaban detenidos desde hace nueve días por tener en su poder el teléfono móvil de la víctima, pero habían negado su relación con el caso.

Las pruebas de ADN han resultado definitivas para esclarecer el asesinato de Beatriz Collado, cuyo rastro se perdió a las 22.15 del pasado 1 de marzo después de que dejara en su casa a una compañera de trabajo con la que había salido a correr por la zona norte de Granada. El cadáver fue hallado a la mañana siguiente flotando en el Pantano de Cubillas, en la localidad granadina de Albolote, vestido con la ropa con la que la víctima había estado haciendo deporte. Este detalle y las primeras conclusiones que se conocieron de la autopsia, bajo secreto de sumario, hicieron descartar en un principio que hubiera una agresión sexual.

Las pruebas de ADN realizadas sobre una muestra de semen hallada en el cuerpo de la mujer han determinado, sin embargo, que la víctima fue agredida, presuntamente, por J. M. G., de 31 años. El juez, tras conocer los detalles de la investigación policial, le ha imputado un delito de agresión sexual y otro de homicidio. La policía considera también autora del crimen a su compañera sentimental, J. M. G. R., de 43 años.

La pareja estaba detenida desde el pasado día 16 por tener en su poder el teléfono móvil de Beatriz Collado, la única pertenencia de la víctima que no había sido localizada ni en el coche que conducía cuando supuestamente fue asaltada ni en el pantano donde se encontró su cadáver.

Desde el momento de su detención, la pareja aseguró que J. M. G. había comprado el teléfono el 2 de marzo en el mercado negro de Granada y se lo había regalado a su novia. Tras examinar imágenes del archivo fotográfico de la policía, el hombre identificó a A. L. F, de 20 años, como la persona que le vendió el móvil, por lo que la policía lo detuvo también a él. El juez decretó el lunes el ingreso en prisión de los tres.

"Pruebas concluyentes"

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La investigación llevada a cabo por la Brigada Central de Homicidios de la Comisaría General de Policía Judicial, en colaboración con la Policía Judicial de Granada, incrimina con "pruebas concluyentes" a la pareja detenida y exculpa a A. L. F, que ayer fue puesto en libertad. A la salida de la cárcel, A. L. F. aseguró que no conocía a la víctima y que fue incriminado por J. M. G. "para librarse". El joven, quien afirmó haberlo pasado "muy mal" en la cárcel, manifestó que se plantea demandar a J. M. G. por "falsa acusación".

En su última comparecencia ante el juez, celebrada ayer antes de que la policía diera por esclarecido el crimen, la mujer detenida reiteró su inocencia, mientras que J. M. G. se negó a declarar y se remitió a lo que había contado en los días anteriores en la comisaría y los juzgados. Además, el detenido, solicitó una orden de protección al sentirse acosado por algunos familiares de A. L. F. con los que comparte prisión en Albolote.

La familia de Beatriz Collado asegura que la víctima no conocía a los presuntos autores del crimen. El último en hablar con ella fue su novio, que reside en Madrid. Ella le llamó por teléfono mientras volvía a casa y le dijo que se estaban acercando a su coche dos personas con mal aspecto. La conversación se cortó después de escucharse un grito de la mujer y una voz masculina que le decía que colgara el teléfono y estuviera tranquila.

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