Crónica:CONTRASEÑA | Especialistas Secundarios

Humor en tiempos de bronca

El estudio de Radio Barcelona parece un hermético submarino. Silencio absoluto: los tres, despeinados y con barba de tres días, comienzan sin contemplaciones la concelebración diaria de la risa. Es la hora de la digestión de las malas noticias del telediario y todos los tomates están en danza. La radio, en estas catacumbas, tiene vida propia: una terapia.

Con efectiva seriedad, ellos saludan en catalán hasta que el ciudadano Ramón Pajolero plantea, en castellano, con sensatez y voz quebrada, el lío de cómo sus hijos pasan de dos a seis, según los cuente Zapatero o el PP. Pajolero...

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El estudio de Radio Barcelona parece un hermético submarino. Silencio absoluto: los tres, despeinados y con barba de tres días, comienzan sin contemplaciones la concelebración diaria de la risa. Es la hora de la digestión de las malas noticias del telediario y todos los tomates están en danza. La radio, en estas catacumbas, tiene vida propia: una terapia.

Con efectiva seriedad, ellos saludan en catalán hasta que el ciudadano Ramón Pajolero plantea, en castellano, con sensatez y voz quebrada, el lío de cómo sus hijos pasan de dos a seis, según los cuente Zapatero o el PP. Pajolero, desconcertado, asegura tener a sus dos hijos -Juan Carlos y Carlos Juan- controlados. Su mujer -Rosalin, cosita- dice que los hijos son tres. Ramón hace una foto aérea del piso y aparecen seis personas. Acabáramos: ahí está el señor Balay, furtivo, abriendo el horno. Pajolero ya no discutirá más cuántos manifestantes salen a la calle.

Cosas de los personajes anónimos -verdaderos especialistas secundarios de los efectos secundarios de la realidad- que pasan por el programa. Como Vicente Egea, la supernanny que enseña matemáticas a los hijos de Beckham o Avatares, que filosofa -"no todo está descubierto, falta inventar el bistec crudo por fuera y hecho por dentro"- y predice "la amenaza vegetal" encarnada en el árbol Schwarzenegger, que, según el catálogo de Ikea, puede ser abedul o blanco... lo que faltaba. Los tres acaban, educadamente, en catalán. Bilingüismo surrealista. "No sabemos hacer humor en catalán": la vida misma.

No aparecen políticos ni imitaciones: "Eso lo hacen todos". No hablan de la muerte o la religión; evitan el Barça. Pero han entrevistado a Mahoma -"no está prohibido escucharle"-, al Rey -"es un autónomo"- y a un espermatozoide gay. No hablan del Estatuto, pero sí podrían hacerlo del pueblo donde nació el Estatuto. No es el ji, ji, ja, ja al uso localista, sino un dardo directo a cerebros inmersos en paradojas cotidianas. "La ciencia nos ayuda muchísimo. ¡Se inventan tantas cosas...!". Con ellos se aprende a cambiar el nombre del guardabosques Pedro Pablo por el de Madonna y convertir una casa tonta en casa inteligente con bricolaje casero.

Son un trío, más una trinidad que un tripartito. Xavier Hernández, Nane, de 38 años, nació en Madrid; Armand Anjaumà, de 35 años, en Barcelona, como Iñigo Espinosa, de 32. Uno iba para doblador, los otros le convencieron de que ganarse la vida haciendo reír es mucho más divertido. "Lo haríamos sin cobrar": no deis ideas, chicos. Trabajan sin horario, de sol a sol, saltan de la cama para anotar una idea. Digieren diarios y el circo que nos rodea. Aman a las personas, sin apellidos. Procesan y mezclan: organizan su espectáculo, que es como el nuestro. "¿Actualidad? La vida de todos": una juerga sutil que entra por las orejas.

Llevan 10 años juntos, desde la Academia de Aula Radio, donde se conocieron. Nane les encontró trabajo en Onda Rambla: mañana hay que empezar, y se empezó. Pasaron a la SER, estuvieron dos temporadas en La ventana. Ahora tienen programa diario en Radio Barcelona, experimentan todos los días sobre televisión en Localia y colaboran en diversos programas de la casa: un trabajo non stop. "Somos felices". Lo parecen. "Es que el humor es casi tan importante como el sexo". A veces más. ¿El éxito? Inventar sonrisas en vez de broncas y hacer hablar a la gente normal. Esa es su verdad: callejera. Su secreto: una mirada tierna y sin prejuicios.

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¿Quién manda aquí? "Armand", responden, al unísono Iñigo y Xavier. Debe de hacerlo muy bien: no hay quejas. "Hacemos humor para nosotros mismos", así pasan el día riendo. Salvo Iñigo, a quien las noticias de cada día pueden hacer llorar. Sonreír es puro privilegio. "Es lo que hacen las personas normales, ¿no?", como Carlos Paquete, suplente feliz de un famoso futbolista al que hace de negro a la hora de meter goles. Otro arquetipo.

Son el típico triángulo, profesionales y amigos como los mosqueteros. Uno caótico, otro enloquecido, un tercero organizador del lío. Todos tienen pareja y Armand un niño -"soy adicto a mi hijo"-, que es el sobrino de los otros. Dos viven en Barcelona -"preciosa y cabrona"-, otro en Viladecans. Uno tiene hipoteca, dos no. No sueñan con Madrid y sólo son "nacionalistas de nuestros padres". Al unísono, fruncen el ceño ante la palabra nacionalismo.

¿Contraseña? "Secreto compartido".

PERFIL

"El humor es casi tan importante como el sexo". Xavier Hernández, Armand Anjaumá e Iñigo Espinosa llevan 10 años de Especialistas Secundarios, humor de referencia en la radio barcelonesa. Su éxito: inventar sonrisas en vez de broncas y hacer hablar a la gente normal de lo anormal, lo paranormal y lo subnormal.

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