Un grupo armado suní mata a 19 civiles chiíes en un asalto a un pueblo cerca de Bagdad

Al menos 19 personas murieron el jueves por la noche a manos de un grupo de 50 hombres armados

que invadió Nahrauan, una población a 20 kilómetros al este de Bagdad. Las autoridades dijeron que se trata del ataque más sangriento de los últimos 10 días de suníes contra chiíes en la escalada de violencia que está empujando a Irak hacia la guerra civil. Entre las víctimas hay trabajadores chiíes de una fábrica de ladrillos. Otros fueron asesinados en una central eléctrica, incluidos tres niños.

Un político local dijo que el número total de muertos podría alcanzar los 25, mientras el...

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Al menos 19 personas murieron el jueves por la noche a manos de un grupo de 50 hombres armados

que invadió Nahrauan, una población a 20 kilómetros al este de Bagdad. Las autoridades dijeron que se trata del ataque más sangriento de los últimos 10 días de suníes contra chiíes en la escalada de violencia que está empujando a Irak hacia la guerra civil. Entre las víctimas hay trabajadores chiíes de una fábrica de ladrillos. Otros fueron asesinados en una central eléctrica, incluidos tres niños.

Un político local dijo que el número total de muertos podría alcanzar los 25, mientras el alcalde de la población, Ala Abdul-Sahib al Lamy, aseguró que todas las víctimas tenían "un solo tiro en la frente". "Me senté donde fueron llevados los cuerpos y lloré toda la noche", añadió. Otras 47 personas fueron asesinadas la pasada semana en un ataque similar cerca de Nahrauan.

El Gobierno iraquí impuso ayer un nuevo toque de queda en Bagdad horas después de que las tropas estadounidenses e iraquíes forzasen la retirada de los atacantes. La policía y las tropas iraquíes, algunas con carros de combate de fabricación soviética, bloquearon las calles, desérticas, mientras que los soldados estadounidenses mantuvieron una presencia discreta.

El comandante en jefe del Ejército de EE UU en Irak, general George Casey, aseguró que la crisis ha sido superada. No obstante, a la pregunta de si podía desencadenarse una guerra civil en el país, respondió a los periodistas: "Puede ocurrir cualquier cosa".

Por su parte, el primer ministro iraquí, Ibrahim al Yafari, advirtió contra los sermones "incendiarios". Muchos fieles oyeron llamamientos a la unidad de los musulmanes después de que el ataque a la Mezquita Dorada de Samarra (chií) el pasado 22 de febrero desencadenase una ola de violencia que ha causado más de 500 muertos. Al Yafari, que atribuye la autoría del ataque a Al Qaeda, está intentando convencer a los suníes para que se sienten a negociar con kurdos y chiíes la formación del nuevo Gobierno.

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