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Desnudos frente al mundo

Se ha levantado cierto revuelo con las fotos de desnudos femeninos y masculinos de la revista Vanity Fair: no es para menos. Preside la portada el espectacular trasero de la veinteañera Scarlett Johansson, invitando a la compra inmediata de la revista que, en el interior, incluye otros desnudos como el de Viggo Mortensen. El recatado Woody Allen no hubiera soñado un plano semejante para su celebrada Match Point, ni el taciturno Bill Murray en su peregrinar nipón de Lost in Translation imaginó con tanto detalle las posaderas de Scarlett Johansson. La chica promete y cumple....

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Se ha levantado cierto revuelo con las fotos de desnudos femeninos y masculinos de la revista Vanity Fair: no es para menos. Preside la portada el espectacular trasero de la veinteañera Scarlett Johansson, invitando a la compra inmediata de la revista que, en el interior, incluye otros desnudos como el de Viggo Mortensen. El recatado Woody Allen no hubiera soñado un plano semejante para su celebrada Match Point, ni el taciturno Bill Murray en su peregrinar nipón de Lost in Translation imaginó con tanto detalle las posaderas de Scarlett Johansson. La chica promete y cumple.

Hubo un tiempo en la España del destape en que fotos como ésas eran el pan nuestro de cada día. Las estrellas posaban sin rubor en las revistas (Marisol, fotografiada por César Lucas en Interviú); o se utilizaban planos de películas como si se tratara de fotos originales, lo que le ocurrió a Concha Velasco al rodar desnuda por un momento en Yo soy Fulana de Tal, de Pedro Lazaga, que motivó el antipático título de "las tetas del franquismo". Se desnudó hasta Lola Gaos en Dios bendiga cada rincón de esta casa, de Chumy Chúmez, y la heroica Aurora Bautista casi casi lo hizo en Los pasajeros, de Juan Antonio Barrero, o en la supercensurada Una vela para el diablo, de Eugenio Martín.

Con menor frecuencia pero no menos entusiasmo, también los hombres lucieron sus atributos en el cine español. Antonio Banderas en Delirios de amor, de Félix Rotaeta, y en Pestañas postizas, de Enrique Belloch; Javier Bardem en El detective y la muerte, de Gonzalo Suárez; el doble de Simón Andreu en El sacerdote, de Eloy de la Iglesia, que aprovechaba el momento para castrarse con unas tijeras de podar; y muchos más, como este mismo año Fernando Guillén (padre) en Otros días vendrán, de Eduard Cortés. Poco motivo hay pues para la sorpresa en nuestros lares. Hay hasta un libro reciente, La guía del voyeur, de Luis Miguel Carmona y Tom Peeping, (T & B editor) en el que se recogen desnudos en el cine de aquí y de allá.

Coincidiendo con esta noticia, el periodista David Torres ha recordado a la exótica Nadiuska, otrora musa del erotismo y hoy desvencijada y olvidada estrella que, al parecer, vive en la miseria. Nadiuska fue la mujer bandera más deseada en los años setenta. Rodó casi 40 películas en poco más de 10 años, y llenó las salas con la mayoría de ellas. ¿No la recuerdan en Zorrita Martínez? Hoy, juguete roto, dicen que anda por las basuras buscando alimento.

La bellísima Hedy Lamar, que hizo famoso en la historia del cine su desnudo en Éxtasis, escribió unas memorias, desgraciadamente no editadas en España, donde confesaba que al final de su vida tenía que robar en los supermercados para poder comer. Cara y cruz. El hermoso culo de Scarlett Johansson y el hambre de Nadiuska. Pan para hoy.

Portada del último número de la revista Vanity Fair.
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