¿Educación o especulación?

Resulta paradójico saber que en la Región de Murcia se apuesta por el "ladrillo y hormigón" como símbolo de futuro y desarrollo, mientras se dejan de lado opciones y alternativas que surgen de la iniciativa social para impulsar el acceso a la cultura y a la educación, fomentar la participación, la formación integral, la atención a la diversidad; reducir la tasa de analfabetismo y la falta de titulaciones básicas existente en nuestra comunidad autónoma.

Es curioso pensar cómo lo hacen nuestros gobernantes, con tanta estrechez mental, pues si para mejorar nuestra calidad de vida tenemos q...

Resulta paradójico saber que en la Región de Murcia se apuesta por el "ladrillo y hormigón" como símbolo de futuro y desarrollo, mientras se dejan de lado opciones y alternativas que surgen de la iniciativa social para impulsar el acceso a la cultura y a la educación, fomentar la participación, la formación integral, la atención a la diversidad; reducir la tasa de analfabetismo y la falta de titulaciones básicas existente en nuestra comunidad autónoma.

Es curioso pensar cómo lo hacen nuestros gobernantes, con tanta estrechez mental, pues si para mejorar nuestra calidad de vida tenemos que poner precio a los entornos naturales y a los espacios públicos, mal entenderíamos el progreso al estar siempre en manos de los especuladores y nunca disponer de potencial humano con suficiente formación y cualificación para activar las riquezas propias de nuestra región en beneficio de un desarrollo sostenible y armónico.

Estas reflexiones que deseamos compartir con los lectores son fruto de 33 años de experiencia y de trabajo en la Región de Murcia, y concretamente en Cartagena, del colectivo de educación de personas adultas Carmen Conde, que, a pesar de tener reconocimiento nacional del MEC e internacional de la Unesco a su proyecto educativo por su calidad y trayectoria, ha sido castigado sin opción de renovar el convenio de colaboración que venció en agosto de 2005. Esto demuestra la falta de sensibilidad política de nuestros gobernantes actuales y el desinterés en la educación de sus ciudadanos.

Leyendo el artículo de contraportada ¡Ya me entienden la letra! (EL PAÍS, 28 de enero de 2006) nos sentimos emocionados porque es una realidad que experimentamos de cerca y vivimos en nuestro centro; pues, por igualdad y justicia, queremos facilitar a todas aquellas personas que no pudieron acceder a los mínimos culturales la opción de una formación integral, crítica, participativa y transformadora.

La hermosa experiencia de Rogelia Morán es, sin duda, la de tantas mujeres anónimas que han pasado por nuestro centro, donde el proceso de aprendizaje les ha permitido entender y participar en su realidad cotidiana.

Agradecemos al periódico EL PAÍS la sensibilidad por estos temas que ayudan a conocer las necesidades de los ciudadanos del país.