"Mi casa se está cayendo a trozos y no tengo adónde ir"

Las siete viviendas ocupadas en Valdetorres del Jarama son de planta baja. Todas tienen una terraza donde los las familias que las han ocupado esperan que se solucione el conflicto. Cuatro de ellas están habitadas por miembros de la familia Morales; otras dos por dos mujeres de origen marroquí, y la séptima, por una mujer de origen cubano. "Llevo 10 años en España. Soy española y tengo derecho a una vivienda digna", explica Soad Hajaj, de 41 años.

La mujer cuenta que su vivienda habitual es la peor del pueblo. "Se está cayendo a trozos y no tengo adónde ir", se queja. "Cuando vi que las...

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Las siete viviendas ocupadas en Valdetorres del Jarama son de planta baja. Todas tienen una terraza donde los las familias que las han ocupado esperan que se solucione el conflicto. Cuatro de ellas están habitadas por miembros de la familia Morales; otras dos por dos mujeres de origen marroquí, y la séptima, por una mujer de origen cubano. "Llevo 10 años en España. Soy española y tengo derecho a una vivienda digna", explica Soad Hajaj, de 41 años.

La mujer cuenta que su vivienda habitual es la peor del pueblo. "Se está cayendo a trozos y no tengo adónde ir", se queja. "Cuando vi que las casas sociales habían sido ocupadas, yo me metí para no quedarme sin ninguna". Hajaj entró en la casa a media mañana. Penetró como todos: por una de las ventanas que estaba rota. Llevó velas y mantas para pasar la noche. "Estaré aquí hasta que me echen".

"Estoy apuntada en el Ayuntamiento desde que sólo estaban los terrenos. Hace más de seis años", recuerda Hajaj, que tiene tres hijos menores, y cuenta: "Mi marido está trabajando. Pero soy yo la que está aquí. Él es español y es más cobarde que yo".

Hajaj prosigue: "Estoy cansada de tener que llevar a mis hijos al médico porque la humedad de mi casa los hace enfermar". Con voz entrecortada relata cómo su pequeña de tres años tiene dolencias en la espalda. "A mis hijos los he parido yo y tengo que protegerlos como sea", añade. "Espero que esto se solucione cuanto antes". "No tengo adónde ir, en mi casa ya no se puede vivir", repite machaconamente.

En la casa de enfrente está su amiga Naima, también de origen marroquí. "Quiero pagar el alquiler que me corresponda por este piso".

Al lado, Younaiquiz, una cubana de 26 años, junto a sus cuatro hijos. "Compré un chalé con mi marido, español, pero nos estafaron ocho millones de pesetas", relata. "La casa estaba embargada y la subastaron. El dueño desapareció con el dinero", explica Younaiquiz.

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