Análisis:A LA PARRILLA

Preguntar en la tele

Se ha dicho mucho de lo que le respondió el obispo Blázquez a Gabilondo en la entrevista que éste le hizo al presidente de la Conferencia Episcopal al final de su informativo de Cuatro el pasado miércoles. Se ha hablado menos de las preguntas, y de los silencios, del entrevistador. Enfrentado a una de las más espinosas cuestiones que tienen relación con el trabajo del obispo (lo que hace su cadena de radio en algunos de sus tramos), el periodista abrió un silencio y preguntó sin más retórica: "¿Le gusta a usted la Cope?". Sólo la televisión es capaz de reproducir fielmente el silencio, la preg...

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Se ha dicho mucho de lo que le respondió el obispo Blázquez a Gabilondo en la entrevista que éste le hizo al presidente de la Conferencia Episcopal al final de su informativo de Cuatro el pasado miércoles. Se ha hablado menos de las preguntas, y de los silencios, del entrevistador. Enfrentado a una de las más espinosas cuestiones que tienen relación con el trabajo del obispo (lo que hace su cadena de radio en algunos de sus tramos), el periodista abrió un silencio y preguntó sin más retórica: "¿Le gusta a usted la Cope?". Sólo la televisión es capaz de reproducir fielmente el silencio, la pregunta y el tono de la pregunta, y tan sólo la imagen puede devolver al espectador el sentido que tuvo ese sí repleto de sobreentendidos (¿y de dudas?) con el que se conjugó el lenguaje corporal del sacerdote al responder a la simple interrogante de Gabilondo. La entrevista luego tuvo otros saltos (los besos en el franquismo, esa pregunta sobre la sexualidad de los sacerdotes, el carácter laico de la sociedad...), pero ese silencio con el que el periodista aderezó su curiosidad le dio a la entrevista la autenticidad dramática que ha de tener el género. Ya hizo Gabilondo otro silencio histórico, cuando le preguntó a Felipe González si él era la X de los GAL, y ahora que tanto se habla del silencio y de las palabras en la televisión (El loco de la colina, que vuelve esta noche, fue en un tiempo el rey del silencio) conviene recordar la maestría con la que el actual director del informativo de Cuatro pregunta y escucha. En el tiempo del griterío, cuando nadie escucha a nadie por temor a resultar convencido, la salud con la que este hombre pregunta y escucha es una garantía de civismo televisivo. Como lección de civismo televisivo fue el equilibrado reportaje que Informe semanal (TVE-1) emitió el sábado sobre la destrucción sistemática que se hace del Mediterráneo por la parte de Valencia. Que la Generalitat de los valencianos haya objetado este reportaje como dañino a la imagen de Valencia y, subsiguientemente, haya amenazado con represalias daña precisamente a los valencianos, y dignifica el periodismo televisivo.

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