Crítica:JUEGOS

Cóctel de dragón

El juego propone entrar en el nuevo reino de Eberron para encontrar el Corazón de Siberys mediante estrategia y rol a partes iguales

El rol contiene un componente estratégico que pocas veces se ha explotado en un videojuego en su vertiente más épica, como son las batallas de grandes ejércitos. Normalmente los enfrentamientos se producen entre el protagonista y unos pocos enemigos. En el mejor de los casos, una compañía daba soporte al aventurero. Pero aquellas batallas entre regimientos de trasgos contra elfos, humanos y enanos quedaban reservadas para el género llamado "estrategia en tiempo real", en los que el factor rolero prácticamente se limitaba a aumentar la experiencia tras cada contienda, y otros importantes...

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El rol contiene un componente estratégico que pocas veces se ha explotado en un videojuego en su vertiente más épica, como son las batallas de grandes ejércitos. Normalmente los enfrentamientos se producen entre el protagonista y unos pocos enemigos. En el mejor de los casos, una compañía daba soporte al aventurero. Pero aquellas batallas entre regimientos de trasgos contra elfos, humanos y enanos quedaban reservadas para el género llamado "estrategia en tiempo real", en los que el factor rolero prácticamente se limitaba a aumentar la experiencia tras cada contienda, y otros importantes aspectos, como la mejora de habilidades, quedaban tan relegados a un segundo término que apenas tenía efectos en el campo de batalla.

D&D: Dragonshard

Desarrolla: Liquid

Entertainment

Distribuye: Atari

Plataforma: Windows

Género: estrategia

Recomendado: mayores de 12

Precio: 40 euros

Internet: www.atari.com/

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De ahí que la iniciativa de Liquid Entertainment de dar respuesta a ambos principios -el rol y la estrategia- de forma simultánea sea a la vez necesaria pero muy arriesgada.

Dragonshard utiliza las reglas de Dragones y mazmorras, propiedad de Whizards of The Coast, gracias a la licencia de explotación que posee Atari. Como particularidad, la historia se desarrolla en Eberron, una nueva nación que se incorporó a los reinos olvidados mediante un concurso popular que ganó un fan de la saga, Keith Baker, quien también ha escrito el guión de este título.

A los humanos, medianos y enanos de la tierra de Khorvarie que forman la Orden de la Llama se enfrentan los nuevos hombres lagarto y los umbragen, descendientes directos de los antiguos elfos de Xen'drik. Todos pelean por conseguir el Corazón de Siberys, un antiguo y potente artilugio que dará un inmenso poder, para bien o para mal, al que lo posea.

La principal particularidad es la dualidad de escenario que ofrece Drangonshard. En la superficie es donde se desarrollan las tácticas y las batallas, el componente estratégico del disco, mientras que en el submundo transcurre la parte rolera. Las hazañas, los tesoros, los objetos mágicos y los pergaminos que se obtengan en las húmedas cavernas se convierten en ventajas competitivas al salir al exterior, en forma de mejor armamento, capacidad para construir más centros de reclutamiento o poderes curativos mejorados.

Durante las partidas del modo campaña -algo corto, ya que sólo tiene siete misiones por facción- habrá que repartir bien los esfuerzos para conseguir los objetivos que los moradores vayan desgranando. En ocasiones requerirán incursiones en las peligrosas mazmorras por parte de los aventureros, pero probablemente culminarán con una espectacular batalla en el claro de un bosque entre dos fornidos ejércitos. De esta forma se mezcla soberbiamente una historia individual con el progreso de toda una facción, que es en definitiva lo que suele suceder en este tipo de empresas.

Tras el resbalón que dio Ed del Castillo, presidente de Liquid Entertainment, en su primer intento de mezclar estos géneros en El señor de los anillos: La guerra del anillo, esta vez no sólo enmienda el sistema de juego, sino que además da un paso de gigante con respecto al apartado visual. Edificaciones, personajes y escenarios son tridimensionales, como también lo son, curiosamente, la pantalla de instalación del juego y el menú de opciones. Los colores vivos, claramente inspirados en el estilo Blizzard, dan un aspecto entre épico y festivo al conjunto gráfico. La correcta adaptación sonora, doblaje incluido, permite zambullirse de lleno en la trama.

En Dragonshard también hay que tener en cuenta los puntos de resistencia a los tipos de ataque y hay que escoger muy bien las unidades que van a entrar en la batalla para sacar el máximo provecho de sus habilidades. Por último, el uso inteligente de la figura del Campeón, un líder nato capaz de imprimir moral a la tropa, puede decantar la victoria con su sola presencia. La inclusión de modos para varios jugadores enfrentados o de forma cooperativa da un acabado notable.

Una de las espectaculares batallas de Dragonshard.

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