LOTERÍA

Una 'mascletà' de millones

La falla Marqués de Montortal-Conde de Torrefiel en Valencia, agraciada con la suerte tras apostar 40 años al mismo número

"Me voy a comprar un coche, me voy a ir de viaje, buaah… ¡Me voy a comprar de todo!", gritaba ayer Clara Vega, de 19 años, estudiante de Formación Profesional, mientras se abrazaba a su novio y a sus amigas a la puerta de la falla Marqués de Montortal-Conde de Torrefiel. Habían ganado "30 o 40 millones de pesetas". La alegría era general; el casal repartió 130 de los 170 millones de euros del segundo premio de la lotería de Navidad.

El número 28.150 salió a las 11.55. Media hora más tarde, al vicepresidente de la falla, Ferrán Rubio, le faltaban manos para sostener el teléfono mó...

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"Me voy a comprar un coche, me voy a ir de viaje, buaah… ¡Me voy a comprar de todo!", gritaba ayer Clara Vega, de 19 años, estudiante de Formación Profesional, mientras se abrazaba a su novio y a sus amigas a la puerta de la falla Marqués de Montortal-Conde de Torrefiel. Habían ganado "30 o 40 millones de pesetas". La alegría era general; el casal repartió 130 de los 170 millones de euros del segundo premio de la lotería de Navidad.

El número 28.150 salió a las 11.55. Media hora más tarde, al vicepresidente de la falla, Ferrán Rubio, le faltaban manos para sostener el teléfono móvil, responder al fijo, y abrazar a los falleros que iban llegando al local. La calle de Torrefiel, un barrio de clase trabajadora situado en el extremo norte de la ciudad de Valencia, se fue abandonando progresivamente a la risa, los abrazos, el llanto y las botellas de cava. "¡Para la hipoteca, para la hipoteca!", le decía Amparo, ama de casa, de 40 años, algo sofocada, a Clara Vega. Ante ellas, Carlos Fons, su novio, también de 19 años, estudiante de Administración y Dirección de Empresa, insistía en que no había que perder la cabeza con las compras, que la inversión buena es la del piso.

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La falla Marqués de Montortal-Conde de Torrefiel ocupa un bajo de 140 metros cuadrados, limpio, oscuro y decorado sin el menor lujo. Tiene 51 años de historia y lleva más de 40 apostando por el mismo número de lotería. "Siempre ha tocado poco, y había mucho cachondeo con que nunca iba a salir", comentaba el presidente, Federico Vidal, que no estaba seguro, pero calculaba que había ganado unos 240.000 euros.

"La falla estuvo a punto, a nada de desaparecer", proseguía Vidal: en 1998, hubo un problema con la mascletà que organizaban en su calle. El asunto acabó con 16 heridos, cuatro de ellos graves. "Al principio las compañías de seguros se negaban a pagar las indemnizaciones. Teníamos que responder los falleros con nuestro patrimonio. Aquello hubiese sido la ruina". Las aseguradoras pagaron, finalmente. Para entonces, Marqués de Montortal-Conde de Torrefiel había eliminado las mascletades y las había sustituido por las globotades: "Hasta 500 globos" reventados en pocos minutos.

Ayer, las primeras decisiones se tomaron pronto. La compra del local situado en la cara opuesta de la manzana, sujeta a discusión, se daba por hecha, y algunos falleros discutían la posibilidad de adquirir también uno de los dos bajos anexos.

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En la calle, entretanto, se seguía hablando de los proyectos personales. "Me casaré sin pensar en el dinero. Nos hacía mucha ilusión ir a Jamaica, pero no nos llegaba. Y discutíamos por la lista de los invitados, porque no podíamos pagar tantos cubiertos. Ahora, vendrán todos los que queríamos y nos iremos lejos, muy lejos, a un sitio muy bonito", decían Marta y Paco, que además de vender participaciones se quedaron con varias. María Fernández, periodista, vendió 10 papeletas en la redacción de Valencia del diario gratuito 20 minutos. "A cada uno le han tocado algo más de 12.000 euros. Y en mi casa tenemos dos décimos, que no sé cuánto es". La falla del barrio de Torrefiel hizo viajar a la suerte hasta amigos, compañeros de trabajo, conocidos, en Valencia, en pueblos como Manuel o Xàtiva, en el extranjero.

La parte del león del segundo premio de Navidad se lo quedó la falla. Pero la administración número 1 de Valencia, llamada La Purísima, fundada en 1873, lo que la convierte en la más antigua de la ciudad, vendió íntegramente el número 28.150 y repartió décimos también en el barrio de Malilla, a través del bar Manchego, y en ventanilla.

"Si les toca, traigan un ramo a la Virgen", les había dicho Vicente, la lotera de La Purísima, a cada uno de los compradores. Y poco después de que supiera que había repartido millones, y junto a las estampitas e imágenes que conviven con su oferta para sorteos varios, empezó un desfile floral. "Aquí tienes; te di mi palabra", le decía José, uno de los premiados, con rosas en la mano. La lotera recordaba que un inmigrante compró el pasado miércoles un décimo del número afortunado contando el dinero como si fuera el último que tenía. "Me dio pena que se gastara el dinero en el décimo. Hoy me alegro de que la vida le haya cambiado".

Rocío, la fallera mayor de Montortal-Torrefiel, se abraza a su padre y vicepresidente de la comisión, Ferrán Rubio.T. CASTRO

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