Crítica:CRÍTICAS

Mundos cambiantes

"El mundo se está volviendo difícil de predecir", afirma un anciano personaje al final de esta cándida, un tanto almibarada pero simpática historia de amores lésbicos y minorías raciales en EE UU. Y quién mejor que un chino, miembro de una cultura que ha hecho de la predicción y los horóscopos casi una marca de identidad. La frase del personaje tiene que ver con todo lo que por esta historia circula: por una madre viuda (Joan Chen) que, no obstante, se queda embarazada a sus cuarenta y tantos; por su hija (Krusiec), una brillante cirujana a la que denodadamente buscan novio, por más que a ella...

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"El mundo se está volviendo difícil de predecir", afirma un anciano personaje al final de esta cándida, un tanto almibarada pero simpática historia de amores lésbicos y minorías raciales en EE UU. Y quién mejor que un chino, miembro de una cultura que ha hecho de la predicción y los horóscopos casi una marca de identidad. La frase del personaje tiene que ver con todo lo que por esta historia circula: por una madre viuda (Joan Chen) que, no obstante, se queda embarazada a sus cuarenta y tantos; por su hija (Krusiec), una brillante cirujana a la que denodadamente buscan novio, por más que a ella los chicos no le interesen; y hasta por quien terminará reconociendo ser padre del niño que espera Chen, el más impensado de los padres. Con mano segura, pero también con un indudable ojo puesto en la taquilla, Alice Wu, desconocida por estos pagos, cuenta la historia de una madre extraña y de una hija lesbiana, sus encuentros, los amores, de manera harto plausible. Aquí se retratan los anhelos y las frustraciones de mujeres un tanto especiales, sí, pero no tan excepcionales para resultar fenómenos de feria.

GUARDANDO LAS APARIENCIAS

Dirección: Alice Wu. Intérpretes: Michelle Krusiec, Joan Chen, Lynn Chen, Jin Wang, Guang Lan Koh. Género: comedia sentimental, EE UU, 2005. Duración: 91 minutos.

Cierto, en ocasiones el amor que Wu tiene por sus personajes, sobre todo por la pareja que forman Krusiec y Lynn Chen, parece más impetuoso de lo que sería sensato; y en ocasiones, como en ese final impostado y casi increíble de puro bueno, se le va la mano poniéndoselo fácil a las chicas. Pero se ve con gusto, tiene un guión suficientemente inteligente como para que el interés no decaiga. Y se apunta el tanto de mostrar con total naturalidad, por primera vez en una pantalla comercial, una historia lésbica entre chino-americanas.

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