Reportaje:

El otro ocio navideño

La hostelería nocturna hace sus nuevas y mayores apuestas durante el mes de diciembre

Las compras, los belenes, los paseos por las calles atestadas: es la imagen que tenemos de cómo se pasa el rato en Navidad. Pero al igual que la industria comercial diurna tira la casa por la ventana para captar clientes, lo mismo sucede con la nocturna.

Las fiestas de Navidad (y los fines de semana que las precede) se han convertido en fechas clave para mejorar las recaudaciones discotequeras -en Nochevieja, una entrada con consumición no suele bajar de los 30 euros-, como también sucede en Fallas o durante los puentes largos. Hasta hace poco, muchas de estas salas se han limitado, con...

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Las compras, los belenes, los paseos por las calles atestadas: es la imagen que tenemos de cómo se pasa el rato en Navidad. Pero al igual que la industria comercial diurna tira la casa por la ventana para captar clientes, lo mismo sucede con la nocturna.

Las fiestas de Navidad (y los fines de semana que las precede) se han convertido en fechas clave para mejorar las recaudaciones discotequeras -en Nochevieja, una entrada con consumición no suele bajar de los 30 euros-, como también sucede en Fallas o durante los puentes largos. Hasta hace poco, muchas de estas salas se han limitado, con éxito, a abrir puertas en Navidad y sencillamente servir copas y música pachanguera. Sin embargo, algo ha cambiado. Buena parte de la oferta lúdica de este diciembre está más estudiada, parece mucho más distintiva. Discotecas y promotoras se pelean por ofrecer contenidos.

"Se trata de plantear una noche de mercado", explica Valentino Barrioseta, de la promotora Nightplanning, que ha insuflado impulso a la conocida sala Barraca de Sueca, que cerró el año pasado, y que ahora ha reabierto sus puertas. "Queremos abrir sólo cada quince días, y que sea algo especial cada vez". En esa línea, preparan para el 17 de diciembre, como aperitivo navideño, el 40 aniversario del local. Ofrecen una sesión de François K, un esencial dj franco-americano de más de 50 años que ya ponía música en la época de Fiebre del sábado noche. "Nosotros preferimos invertir en dj's de nivel que en gogós, es menos rentable a corto plazo, pero se trata de crear marca diferenciada". "Nos esforzamos en ligar empresas patrocinadoras a la discoteca, en ofrecer festivales a cubierto, en una comunicación moderna". "Intentamos ser serios, una cosa no tan común en esto", reflexiona, "aunque ahora todo se está profesionalizando más".

El recurso a las grandes estrellas de las cabinas (suelen costar a partir de 6.000 euros el bolo) era en Valencia algo casi intelectual. Sin embargo, discotecas totalmente opuestas a cualquier referencia de culto ya se sirven de este recurso. Por ejemplo, la sala Apache de Pinedo, un espacio que, normalmente, y previo pago, sube a sus escenarios a reclamos como los macizos protagonistas de la telenovela Pasión de Gavilanes. Sin embargo, ahora ofrece festivales de músicos y dj's muy cotizados en colaboración con la promotora Punto Beat. Luis Cadenas, responsable de esta última, indica que la sala "con esto no buscan la rentabilidad, sino quizá ofrecer lo que los grandes clubes". "Nosotros prestamos nuestra experiencia, y ellos dan un respaldo económico que, para las promotoras, da mucha seguridad", ya que, según Cadenas, "ésta no es una ciudad tan grande como Madrid, y muchos bolos caros fracasan". Aunque Cadenas sigue creyendo en ofrecerlos. De hecho, Punto Beat y otra promotora, Groovelives, programan el día 16, en otra sala (Sáhara, de Meliana) la arriesgada actuación de Roni Size, el productor más considerado de drum'n'bass y jazz futurista de la escena global.

Este mes, la efervescente oferta de contenidos nocturnos también puede centrarse en elaborados espectáculos de streap-tease o performances elaboradas por docenas de gogós (el modelo "mamá Noël" en plan sexi siempre arrasa). Aunque también en el armazón y la organización del club. Es el caso de Spook, famosa sala de Pinedo que acaba de reabrir después de muchos años de cierre, con una lujosísima transformación. "Nuestra oferta es un concepto de discoteca que ofrece los máximos servicios", dice su director, Carlos Simó, conocido por ser la persona que, en tiempos, potenció Barraca y Puzzle. "Hemos supervisado la sala hasta el mínimo detalle, los clientes pueden alquilar zonas personalizadas e intentamos que la música encaje sin estridencias". "Dentro de poco facilitaremos conductores para llevar a casa a quien no esté en condiciones de manejar el volante", ya que, según Simó, "hoy en día, el cliente, por encima de todo, debe sentir que se le cuida".

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