Crítica:

Dibujo y cámara

El dibujo es una escuela de la mirada. Quien dibuja, más que destreza en la mano, debe poseer agudeza analítica en la mirada para poder trasladar al papel los rasgos esenciales y característicos de aquello que contempla. En cierto sentido, el fotógrafo es como el dibujante: alguien que escrutando desde el visor de la cámara debe analizar lo que ve para trasladarlo al papel. Cuando Günther Förg (Füssen, 1952), artista alemán que pinta, dibuja y realiza esculturas y fotografías, se dedica a esta última actividad no puede ser considerado sólo un fotógrafo y, en consecuencia, su obra no debe ser e...

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El dibujo es una escuela de la mirada. Quien dibuja, más que destreza en la mano, debe poseer agudeza analítica en la mirada para poder trasladar al papel los rasgos esenciales y característicos de aquello que contempla. En cierto sentido, el fotógrafo es como el dibujante: alguien que escrutando desde el visor de la cámara debe analizar lo que ve para trasladarlo al papel. Cuando Günther Förg (Füssen, 1952), artista alemán que pinta, dibuja y realiza esculturas y fotografías, se dedica a esta última actividad no puede ser considerado sólo un fotógrafo y, en consecuencia, su obra no debe ser enjuiciada únicamente desde la estética y la técnica fotográficas. Por esta razón hay que intentar averiguar hasta dónde lo pictórico y lo escultórico interfieren en su trabajo con las imágenes, punto en el que hay que recurrir a considerar el dibujo en tanto herramienta de análisis de la mirada artística y la cámara como un instrumento de dibujar.

GÜNTHER FÖRG

Galería Heinrich Ehrhardt

San Lorenzo, 11. Madrid

Hasta el 14 de enero de 2006

Una particularidad de la obra fotográfica de Günther Förg, muy común a otros artistas de su generación que se sirven de la fotografía, es que se dedica a tomar imágenes de arquitectura y, más concretamente, de edificios emblemáticos de la modernidad. Pero su trabajo no consiste solamente en saber elegir los objetivos y los ángulos, el encuadre y la luz que sean más pertinentes para lo que quiere fijar en el papel, sino que parte del interés de sus obras radica en la elección misma del edificio que será sometido a un escrutador recorrido por medio del cual disecciona sus volúmenes, planos y líneas, deteniendo su mirada en lugares aparentemente poco carismáticos.

Aunque el artista fotogra-

fía edificios -en el caso de esta exposición dos obras del arquitecto portugués Álvaro Siza ubicadas en Santiago de Compostela- sus obras distan mucho de parecerse a las glamourosas imágenes que se presentan en las revistas de arquitectura. A pesar de que es enormemente respetuoso con las construcciones que retrata, hasta extremos reverenciales, el trabajo de Förg consiste en seccionar fragmentos, en aislar miradas. Así, cuando se coloca frente a los edificios de un arquitecto muy aficionado a construir dibujando, como es Álvaro Siza, pone en evidencia las líneas y los volúmenes, los muros tersos y los huecos ciegos, la geometría de los prismas y los quiebros de los planos, como si a su vez estuviera dibujando con la cámara. Para conseguir esta cualidad dibujística destila unas impecables imágenes en blanco y negro, de gran formato, que se aproximan a cierta abstracción minimalista, muy acorde con la obra de Siza, en las que se muestran planos limpios de aristas vivas que se cruzan distinguiendo diferentes tonos de terso gris.

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