OPINIÓN DEL LECTOR

Desolación

Créanme si les digo que estoy desolada. La lectura en la contraportada de Apuntes de EL PAÍS-Comunidad Valenciana me ha dejado realmente acongojada. La razón: el hecho de que, una vez más, coincidiendo con este larguísimo puente, alguien se haya atrevido a poner sobre la mesa la lacerante situación de agravio comparativo respecto a otros colectivos y de explotación sin tacha que padece el Personal de Administración y Servicios (PAS) de las universidades valencianas, de manera particular el de la Universitat de València. ¿Qué no padecerá este colectivo para verse obligado a recurrir sist...

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Créanme si les digo que estoy desolada. La lectura en la contraportada de Apuntes de EL PAÍS-Comunidad Valenciana me ha dejado realmente acongojada. La razón: el hecho de que, una vez más, coincidiendo con este larguísimo puente, alguien se haya atrevido a poner sobre la mesa la lacerante situación de agravio comparativo respecto a otros colectivos y de explotación sin tacha que padece el Personal de Administración y Servicios (PAS) de las universidades valencianas, de manera particular el de la Universitat de València. ¿Qué no padecerá este colectivo para verse obligado a recurrir sistemáticamente, cada vez que ocurre una circunstancia como la presente, a las páginas de este periódico para exponer su insostenible situación? ¿Cómo no respetar la rabia contenida que destilan muchas de sus acertadas opiniones cuando hablan de la discriminación crónica entre unos (ellos), funcionarios, y otros (nosotros) más que funcionarios, "sabios, creadores o artistas..."? Respetémosla en momentos en que los demás, impresentables privilegiados y privilegiadas, disfrutamos como lagartones indolentes de estos días de asueto y, además, de mucho sol. Reflexionemos, ahora que estamos despreocupados y que, por tanto, nuestro furor creativo y de sabios puede desviarse a otros menesteres, sobre esta lacerante situación.

Porque, veamos: ¿Quién puede seguir soportando por más tiempo el que unos (nosotros) no fichemos y ellos (los otros) tengan que fichar? ¿Acaso no está ya más que demostrado que ir a dar clases o cualquier otro tipo de trabajo relacionado con la docencia y la investigación es como ir al tajo? Entonces, ¿por qué no fichamos todos? Pero, además, nada de firmitas ni filigranas de ese tipo: relojes, muchos relojes que, a ser posible, detecten los posibles fraudes y a los impresentables que llegan, dan clase y luego se van, ¡vaya usted a saber a dónde! ¡Basta ya de complacencias hacia los sectores privilegiados! ¡Abajo la discriminación! ¿Cómo consentir que, a estas alturas de desarrollo de un código de derechos universales siga habiendo un colectivo que tenga que pedir permiso "con antelación" para ausentarse, "seguir un procedimiento y utilizar uno de los días" que tienen "para asuntos propios"? ¿Qué vicerrector es ese que tiene la osadía de decir que el proceso de convergencia europea supondrá no medir la rentabilidad de una universidad por las horas de permanencia de los profesores e investigadores en el centro, o de los estudiantes en el aula? ¡A la hoguera con él...!

Lo mínimo que cabe esperar ante tamaña situación es que la Universitat sea llevada ante los tribunales. Lo impensable, desde hace ya muchos años, es el sentido común, la recuperación de la realidad, el sentido de los límites y la autocrítica. Por cierto: por si no se habían dado cuenta, formo parte del colectivo de "sabios, creadores y artistas". Mira por dónde, nadie nunca me había adornado nunca con calificativos tan excelsos.

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