Pedro Masó considera que el cine de hoy da la espalda al espectador

El director, productor y guionista Pedro Masó (Madrid, 1927) se confiesa muy llorón, y por eso el próximo 29 de enero, cuando recoja el Goya de Honor, su discurso será rápido para no echar ni una lágrima: "No va a ser barroco, sino muy sencillo, y terminará pronto para no ser pesado". Lo recibirá orgulloso de su filmografía, a la que ayer calificó con un 10: "Hago un balance maravilloso, pero no porque lo diga yo, y he trabajado en una época en la que era imposible escribir con libertad. El Goya es el fruto de una carrera limpia y jodida". Masó asegura que el cine actual se hace de espaldas al...

El director, productor y guionista Pedro Masó (Madrid, 1927) se confiesa muy llorón, y por eso el próximo 29 de enero, cuando recoja el Goya de Honor, su discurso será rápido para no echar ni una lágrima: "No va a ser barroco, sino muy sencillo, y terminará pronto para no ser pesado". Lo recibirá orgulloso de su filmografía, a la que ayer calificó con un 10: "Hago un balance maravilloso, pero no porque lo diga yo, y he trabajado en una época en la que era imposible escribir con libertad. El Goya es el fruto de una carrera limpia y jodida". Masó asegura que el cine actual se hace de espaldas al espectador.

La trayectoria de Pedro Masó está repleta de taquillazos pero ha sido complicada, en su opinión, por la censura, el nulo apoyo estatal y las malas críticas. "Los críticos no han querido entenderme", afirmó ayer en Madrid. "Creían que se distinguían por atacarme. Atraco a las tres o La gran familia son joyas, ¿y por qué hoy se reconoce y ayer no? De mi catálogo, en el que habrá cerca de 70 películas, 15 dirigidas por mí, han tenido éxito el 90%".

Dice que la falta de información de otras épocas también ha jugado en su contra: "La miel no es que diera la vuelta al mundo, es que estuvo 38 semanas en Broadway. No se enteró nadie, nadie. Yo, que lo disfrutaba, y la Warner, que la distribuía".

No le quedará "más remedio" que leer un discurso pesimista en la gala de entrega de los premios Goya el próximo enero: "El cine de hoy da la espalda al espectador. No nos preocupamos de entender, y hay que ofrecerle algo distinto para atraerle". Y todo porque en las películas se quiere "seudointelectualizar las cosas: la comida, el desayuno...Sea usted natural y ofrezca lo cotidiano", aconseja a los directores, convencido de que en España no hay dinero para rodar. "Atraco a las tres y media costó hace tres años 500 millones [de pesetas] y, en 1962, Atraco a las tres 5,3 millones. ¡Con eso ahora no se pagan ni los bocadillos del rodaje!", bromea.

De la quema tan sólo salva a seis directores españoles en ejercicio: "Amenábar -con 34 años, cuatro películas. ¡La que ha armado el niño! Una cabeza privilegiada-, Saura, Garci, Almodóvar, Armendáriz y el sexto lo tengo que buscar porque Erice no rueda".

En la televisión, Masó -productor y director de Segunda enseñanza o Anillos de oro- tiene una aliada: "Afortunadamente, existe. Yo tengo unos derechos altísimos, pero no se me discuten por el hecho de ser Masó". Elogia en especial Brigada central [de la que fue artífice]: "Ha sido la serie policiaca más importante que se ha hecho en España, y las demás están mamando de su pureza". Una copia que no le importa: "Yo he sido plagiado y ésa es una satisfacción muy grande. ¿Algo tendré yo cuando lo hacen tanto?".

Todas las etapas de su cine le gustan y con esa "herencia maravillosa" afronta un presente en el que no le cabe duda de que superará su tercera ruina económica cuando aún le quedan hijos estudiando. "No debo nada a nadie. Es más, la gente dice San Masó, porque pago como Dios. Prefiero dormir tranquilo y que las mujeres que he tenido (cuatro) y mis hijos (nueve) vivan como los ángeles". Una extensa familia en la que los nietos tienen prohibido llamarle abuelo: "Soy el señor Masó o Bo".