El Certamen Coreográfico de Madrid reparte sus premios
La XIX edición del Certamen Coreográfico de Madrid se cerró anteayer con una paleta de premiados de baja intensidad, donde la creación propiamente dicha no tuvo demasiados hallazgos meritorios. El primer premio fue para Damián Muñoz y la compañía gallega Experimenta Danza, con un material poco cohesionado; tras un segundo premio, una creación colectiva sin interés, titulada Blanco, el tercero recayó en Iván Pérez, español residente en Holanda, con Switch off and go, concebido para un dúo de bailarines riguroso y atendiendo la musicalidad.
La segunda parte trajo dos creacio...
La XIX edición del Certamen Coreográfico de Madrid se cerró anteayer con una paleta de premiados de baja intensidad, donde la creación propiamente dicha no tuvo demasiados hallazgos meritorios. El primer premio fue para Damián Muñoz y la compañía gallega Experimenta Danza, con un material poco cohesionado; tras un segundo premio, una creación colectiva sin interés, titulada Blanco, el tercero recayó en Iván Pérez, español residente en Holanda, con Switch off and go, concebido para un dúo de bailarines riguroso y atendiendo la musicalidad.
La segunda parte trajo dos creaciones de los premiados del año pasado en los que se pudo ver más alto nivel que calidad de baile. Gabriela Solini presentó Secretos y besos, que recuerda y recrea una terapia de grupo con algunos destellos pero no bien resuelta. Lo mejor llegó al final: los bailarines y coreógrafos Daniel Abreu y Mónica García, tras una residencia de trabajo en Portugal, han regresado con este espléndido resultado al que han titulado Mínimos. Exhiben una brillante concentración, buen gusto expresivo y dominio del espacio escénico que les permite la recreación de figuras plásticas, estáticas o dinámicas donde siempre encontramos un lenguaje inspirado.