Cartas al director

¿Qué pasó en el cabo de Gata?

La rapidez con la que fluye la información en nuestros días hace muchas veces que los medios, desgraciadamente, no den seguimiento a informaciones aparecidas en artículos de días pasados y que son de gran interés, al menos para los que entendemos que la protección ambiental es un deber de las administraciones.

Éste es el caso del artículo aparecido en EL PAÍS del día 28 de agosto de 2005 titulado El ladrillo invade el cabo de Gata. En ese momento, en agosto, supongo que consideraron pertinente su publicación por aquello de que era verano y las noticias sobre nuestras playas y el ...

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La rapidez con la que fluye la información en nuestros días hace muchas veces que los medios, desgraciadamente, no den seguimiento a informaciones aparecidas en artículos de días pasados y que son de gran interés, al menos para los que entendemos que la protección ambiental es un deber de las administraciones.

Éste es el caso del artículo aparecido en EL PAÍS del día 28 de agosto de 2005 titulado El ladrillo invade el cabo de Gata. En ese momento, en agosto, supongo que consideraron pertinente su publicación por aquello de que era verano y las noticias sobre nuestras playas y el turismo lo hacían atractivo. Ahora, en noviembre, me gustaría recordar que las playas siguen ahí, y que el hotel que aparecía en la foto del artículo sigue en el mismo sitio a escasos metros del mar en un paraje protegido, rodeado de montones de escombros sin control. Afirmo lo de paraje protegido porque, aun no habiendo visto los mapas a los que el artículo se refiere, los mapas que yo manejo, del Instituto Geográfico Nacional y de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, claramente incluyen la zona del hotel dentro del parque. Aún más: esta edificación se está construyendo según se sobrepasa, por la carretera que sigue la costa desde Carboneras a Mojácar, el cartel que marca el inicio del parque. Cartel instalado por la citada Consejería de la Junta de Andalucía.

Pero, aparte de la monstruosidad que allí se está construyendo, lo que más me llama la atención del artículo son las palabras de la actual consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía: "El parque natural: ¡la niña de mis ojos!". No lo será tanto cuando más adelante da a entender que no puede hacer nada para evitar la destrucción de este paraje. Es obvio que si realmente hubiese voluntad de hacer algo desde la Junta, se podrían tomar las medidas necesarias para devolver esta zona protegida a su estado anterior. Existen fórmulas, eso es seguro, pero no parece claro que haya voluntad.

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Me temo mucho que dentro de no mucho tiempo yo también tendré que decir a mis hijos frases del tipo "cuando empecé a venir por aquí no había...", o "antes de que construyesen el hotel esto era..." (una maravilla), o "antes las casas (de los núcleos habitados del parque) sólo llegaban hasta...", como yo también he escuchado

tantas y tantas veces, de tantas y tantas zonas de nuestro litoral, y en particular del andaluz.

Señora consejera, sólo me gustaría que supiera que tiene usted a la niña de sus ojos desprotegida.

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