Tribuna:VELA | Comienza en Galicia la Vuelta al Mundo

Que empiece el espectáculo

Vigo, 11 de noviembre de 2005.

La primera etapa de la Volvo Ocean Race no es realmente la etapa reina, pero sí una de las mas largas y tácticas. Los navegantes y los meteorólogos pasan horas ante los ordenadores y analizan toda la información para las horas próximas a la salida. Será un comienzo rápido en cuanto dejemos atrás la bahía de Vigo. Pronto estaremos cabalgando a 25 nudos con vientos de popa y cruzaremos el Ecuador en apenas ocho días. Esto, en teoría; luego, veremos la realidad.

En el equipo Ericsson la moral está alta. El triunfo en la regata costera nos ha pue...

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Vigo, 11 de noviembre de 2005.

La primera etapa de la Volvo Ocean Race no es realmente la etapa reina, pero sí una de las mas largas y tácticas. Los navegantes y los meteorólogos pasan horas ante los ordenadores y analizan toda la información para las horas próximas a la salida. Será un comienzo rápido en cuanto dejemos atrás la bahía de Vigo. Pronto estaremos cabalgando a 25 nudos con vientos de popa y cruzaremos el Ecuador en apenas ocho días. Esto, en teoría; luego, veremos la realidad.

En el equipo Ericsson la moral está alta. El triunfo en la regata costera nos ha puesto líderes, pero la importancia de esto es relativa. Te la juegas en las etapas largas, en las que las roturas pueden ser decisivas. Para ser el primero, lo primero es acabar. Esta frase la recalco a menudo. Hace años, cuando la oía en los veteranos, me daba qué pensar. "Menudo paliza", susurraba. Ahora soy el veterano y la experiencia me ha hecho dar la razón a aquéllos que lo decían. La vela es un deporte mecánico y la combinación de ir rápido, pero sin llegar a la zona roja, en la que no controlas, es decisiva.

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Hemos embarcado y estibado la comida, repuestos, elementos de seguridad..., todo calculado para el mínimo peso. También nuestra ropa está en el barco. Apenas tres kilos de prendas especiales que se empaquetan al vacío para que ocupen lo mínimo y separarlas de la humedad, que será compañera de viaje las próximas tres semanas, esa humedad salada que te deja la piel a tiras y no te la sacas hasta que llegas a tierra. Si alguien pensaba que este deporte es para señoritos, que pase y vea.

En medio de los preparativos, en el rostro de las esposas y los familiares ya se percibe preocupación. Los equipos de tierra han empezado a empaquetar contenedores para enviar toneladas de velas, recambios..., a la siguiente etapa, a Ciudad de El Cabo, en Suráfrica, donde se espera que lleguemos a principios de diciembre. La logística y la organización son importantes en el éxito deportivo. Los contenedores-taller y más de 40 personas se desplazan en avión para trabajar en todas las áreas. Nada se puede dejar al azar y hasta la más pequeña pieza se desmonta. Los patrocinadores invierten grandes cantidades y el prestigio de los equipos profesionales, desde la tripulación hasta el personal administrativo, está en juego: es similar a la fórmula 1, pero en barcos.

A pesar de que ésta va a ser mi séptima competición en la Vuelta al Mundo -cuatro Volvos y tres récords-, no me habituo a los nervios. Mi mujer dice que me cambia el carácter, a pesar de que está habituada. Yo también lo noto y mi comportamiento se me hace raro hasta a mí. Me olvido cosas y ayer tuve que volver hasta cuatro veces al hotel. Cuando abría la puerta, no me acordaba de lo que quería. También como poco y me despierto frecuentemente. Cuando lo comento con los demás, parece normal. Eso me consuela. Todos los participantes estamos de acuerdo en una cosa: queremos oír el cañonazo de salida rápido. Vigo seguro que será un estadio natural perfecto. Que empiece el espectáculo.

Guillermo Altadill es jefe de guardia y timonel del Ericsson Racing Team.

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