Un historial complicado

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Al Salón del Libro de Barcelona, que sustituye a la tradicional feria que se celebraba en el barcelonés paseo de Gràcia, le ha costado arrancar. Su gestación comenzó hace tres años, pero los desacuerdos entre editores y libreros impidió su realización, explica el presidente de Gremio de Editores de Cataluña, Josep M. Puig de la Bellacasa. La creación de la Fundación del Libro sirvió para limar asperezas y todo estaba preparado para su debut el año pasado. Sin embargo, a la organización no le gustó la ubicación que se le concedió en el recinto ferial de Montjuïc. Este año, su estreno tampoco está exento de polémica. Sus impulsores afirmaron ayer que el salón debía clausurar el Año del Libro, aunque finalmente no ha podido ser por problemas de fechas. Su comisario, Sergio Vila-Sanjuán, niega que se barajara esa posibilidad porque el Año del Libro no tendrá una clausura oficial. Finalmente, el salón es uno de los pocos acontecimientos literarios locales que no lucen el sello del Año del Libro, a pesar de constar como colaborador en la página de Internet de la nueva iniciativa literaria.

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