Hallados ahorcados en la cárcel de Soria un preso etarra y otro común

Alzuguren, tratado con ansiolíticos, había reingresado el día 22

Los funcionarios de la prisión de Soria que hicieron el recuento matinal de ayer se encontraron ahorcados en sus respectivas celdas a dos presos: el etarra José Ángel Alzuguren Perurena, Kotto, de 39 años, y el recluso común Clemente Ernesto Tejero, de 71 años. El primero, recién llegado al penal soriano y bajo tratamiento con ansiolíticos, tenía anudada al cuello una sábana que pendía de los tubos de la calefacción. El segundo, preso por maltrato de menores, estaba colgado de un cordón.

Alzuguren, vecino de Bera de Bidasoa (Navarra), había sido detenido el 22 de octubre, junto a...

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Los funcionarios de la prisión de Soria que hicieron el recuento matinal de ayer se encontraron ahorcados en sus respectivas celdas a dos presos: el etarra José Ángel Alzuguren Perurena, Kotto, de 39 años, y el recluso común Clemente Ernesto Tejero, de 71 años. El primero, recién llegado al penal soriano y bajo tratamiento con ansiolíticos, tenía anudada al cuello una sábana que pendía de los tubos de la calefacción. El segundo, preso por maltrato de menores, estaba colgado de un cordón.

Alzuguren, vecino de Bera de Bidasoa (Navarra), había sido detenido el 22 de octubre, junto a otros dos colaboradores etarras, para acabar de cumplir una condena de siete años de cárcel por haber facilitado el paso clandestino por la frontera hispano-francesa a miembros de ETA con material para la banda. El etarra ya había estado en prisión entre marzo de 2001 y enero de 2005, cuando fue puesto en libertad provisional. Volvió a ser detenido por orden de la Audiencia Nacional, tras rechazar un último recurso, para agotar la pena.

Inicialmente fue ingresado en la prisión de Pamplona, pero, debido a su saturación, Alzuguren fue trasladado el viernes pasado a la cárcel de Soria. El sábado estuvo con el médico del centro, a quien le contó que ese mismo día lo iba a visitar su hermana. Ninguno de los dos, según fuentes de Instituciones Penitenciarias, dio aviso o sospechó sobre la posibilidad de que el preso intentara suicidarse. Alzuguren llegó a la cárcel con un informe del Servicio Navarro de Salud, que le había prescrito el ansiolítico Tranquimazín, en el que se decía que tenía un comportamiento normalizado.

El cadáver fue hallado durante el recuento de las ocho de la mañana. Aún presentaba signos vitales, por lo que fue sometido a masajes de reanimación, sin éxito. En el mismo recuento fue hallado el cadáver ahorcado de Clemente Ernesto Tejero, de 71 años, un "delincuente habitual" que en la actualidad estaba cumpliendo una pena de dos años y seis meses por lesiones y maltrato a niños. Instituciones Penitenciarias está convencida de que se trata de suicidios (ambos estaban solos en sus celdas), pero ha abierto sendas informaciones reservadas para aclarar todas las circunstancias de los fallecimientos. De confirmarse el suicidio, ya serían 33 los registrados este año en las prisiones españolas. Y sería el octavo de un etarra en prisión (cinco en España y tres en Francia).

El hallazgo del cadáver de Alzuguren provocó ayer una cadena de reacciones. Iñigo Urkullu, portavoz de la ejecutiva del PNV, así como los partidos Batzarre y Aralar pidieron que se aclaren todas las circunstancias de la muerte. Aralar ha presentado un texto para su aprobación en el Ayuntamiento de Bera, en el que exige "el final de la dispersión de los presos, que contribuye al dolor de la familia".

[Grupos de encapuchados quemaron anoche contenedores en San Sebastián en protesta por la muerte de Alzuguren. Según el Departamento de Interior, los alborotadores reconocieron a un ertzaina de paisano que se encontraba en la zona, y que realizó un disparo al aire ante la situación, lo que provocó la huida de los encapuchados, informa Efe].

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José Ángel Alzuguren, en noviembre de 2004.EFE

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