LA CRISIS DEL EJECUTIVO

Maragall pierde el pulso con el tripartito y aplaza el cambio de Gobierno

Los socios del Ejecutivo se han opuesto a la reestructuración planeada por el presidenteEl entorno del presidente asegura que no hay "marcha atrás"

Pasqual Maragall ha perdido el pulso con los partidos de su Gobierno. Tras 48 horas de forcejeo con los dirigentes de la alianza tripartita, comprobó que no tenía ningún apoyo para llevar a cabo los cambios en el Ejecutivo que había planeado y renunció a ejecutarlos ahora. En un comunicado emitido ayer a última hora de la tarde, el presidente afirma que tiene la pretensión de "completar" las consultas abiertas, pero que de momento "no hay ninguna decisión tomada". El presidente afirma que someterá la propuesta de Gobierno a los partidos "antes de su formalización y firma".

Los dirigente...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Pasqual Maragall ha perdido el pulso con los partidos de su Gobierno. Tras 48 horas de forcejeo con los dirigentes de la alianza tripartita, comprobó que no tenía ningún apoyo para llevar a cabo los cambios en el Ejecutivo que había planeado y renunció a ejecutarlos ahora. En un comunicado emitido ayer a última hora de la tarde, el presidente afirma que tiene la pretensión de "completar" las consultas abiertas, pero que de momento "no hay ninguna decisión tomada". El presidente afirma que someterá la propuesta de Gobierno a los partidos "antes de su formalización y firma".

Los dirigentes que forman los tres partidos del Gobierno no han ocultado estos días su enorme disgusto por la forma en que Maragall ha abierto una crisis de Gobierno que consideran "innecesaria e inoportuna", según la expresión del viceprimer secretario del PSC, Miquel Iceta, reiterada ayer.

El resultado del envite es que Maragall queda en una situación de suma debilidad, tras haber mostrado en público que no confía en su actual Gabinete y haber sido incapaz de gestionar su reestructuración. Lo extraordinario del caso es que esta debilidad es fruto de la forma en que ha tomado una iniciativa en la que, muy probablemente, hubiera salido airoso planteada de otra forma.

Uno de los aspectos que más han sorprendido incluso a los propios miembros del Gobierno es que el primer secretario del propio partido de Maragall, el PSC, José Montilla, tuviera que enterarse de la apertura de la crisis por medio del secretario general de Esquerra Republicana (ERC), Joan Puigcercós.

El presidente tiene que hacer frente el martes en el Parlament al debate anual sobre la orientación política de su Gobierno y llega a él en la peor de las situaciones posibles. Pretendía abordarlo con un Gobierno nuevo, adaptado a la etapa posterior a la larga y compleja redacción del nuevo Estatuto de Autonomía.

La negativa de Saura

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El cambio, planeado de espaldas a los tres partidos del Ejecutivo, no era menor. Pretendía reducir de 16 a 12 el número de carteras y crear varias macroáreas: Justicia e Interior, fusionadas, quedaban en manos de Montserrat Tura; Universidades y Cultura, a cargo de Ernest Maragall, hermano del presidente, e Industria y Comercio, en manos de Josep Huguet, aparte de otros cambios menos relevantes.

Pero ha fracasado en el intento, en el que ninguno de los tres partidos que forman el Gobierno y la mayoría parlamentaria que le sustenta ha querido seguirle. Después de haber reibido el viernes la negativa del presidente de ERC, Josep Lluís Carod, y el sábado la de Montilla, ayer fue el turno de Iniciativa Verds (ICV), el tercer integrante del Gobierno. Su presidente, Joan Saura, expuso a Maragall, en una entrevista celebrada a primera hora de la tarde, que su partido no le apoyaría en una reestructuración del Ejecutivo que, según indicaron fuentes del partido, "ha sido mal planteada".

Saura notificó a Maragall que un cambio de Gobierno no puede realizarse "sin antes haber llevado a cabo un análisis conjunto de los tres partidos que lo forman".Las direcciones de los tres partidos del Gobierno abordarán hoy la situación en la reunión de sus respectivas comisiones ejecutivas. Los líderes de ERC dieron por cerrada la cuestión el viernes. El portavoz del PSC, Miquel Iceta, manifestó ayer que el presidente "tiene legitimidad y autoridad suficientes como para cambiar el Gobierno". Pero deberá tener en cuenta la opinión de "las posiciones de su partido y las de sus socios".

Sin embargo, las opiniones de los dirigentes políticos sobre la forma en que se ha llevado a cabo la primera parte de la crisis no son nada lisonjeras. Un miembro del Gobierno calificó la situación de "lamentable" y juzgó "reprobable" la actuación de Maragall en este lance.

Acto de autoridad

Las paradojas de la política han hecho que los únicos apoyos recibidos por Maragall para llevar a cabo la reestructuración hayan sido los de CiU y el PP, las dos fuerzas de la oposición. Ambos partidos interpretan la apertura de la crisis como la confirmación de sus críticas al Ejecutivo, al que consideran paralizado y falto de liderazgo.

A pesar de que el momento no era el mejor políticamente, Maragall ha reiterado en sus entrevistas su voluntad de proceder a la reestructuración del Gobierno. Ello se interpreta como un intento de realizar un acto de autoridad del presidente catalán, que en diciembre de 2003 se encontró con un Ejecutivo hecho a la medida no de él, sino de los partidos que le habían aupado al poder mediante el Pacto del Tinell.

Fuentes próximas al presidente de la Generalitat aseguraron que, con su comunicado de ayer, Maragall "pone el contador a cero" para reanudar las consultas "enseguida". Según esta visión "no hay marcha atrás" en el propósito reestructurador ni "tampoco se trata de esperar a enero o febrero".

Un aplazamiento tan largo supondría, según estas fuentes, que el desencuentro entre el presidente y los partidos que lo apoyan sería mucho más grave de lo que la crisis de las últimas 48 horas revela (en el entorno del presidente se considera que este tipo de "desavenencias es normal entre un jefe del Ejecutivo y su propio partido"), lo que trastornaría toda la estructura sobre la que se asienta el Gobierno tripartito.

La pretensión de los tres partidos del Gobierno es plantear el martes en el Parlamento un reforzamiento de la acción del Ejecutivo catalán en las áreas sociales, tras los dos años de máxima atención a la reforma del Estatuto de Autonomía.

Archivado En