Reportaje:LA SITUACIÓN DEL ALJARAFE

La avanzadilla de los chalets

Villanueva del Ariscal prevé pasar de 5.500 a 9.000 vecinos en el próximo lustro

Antes del enorme desarrollo urbanístico de los últimos años, una de las pocas cosas que daba notoriedad a la comarca del Aljarafe fuera de Sevilla era su producción de vino. Una tradición que se enraíza en la época romana y que tuvo su mayor desarrollo en los siglos XIX y XX. Entonces, Villanueva del Ariscal era el vértice más pujante del llamado triángulo vinatero que completaban Espartinas y Umbrete, un pasado boyante que aún mantienen vivo una decena de bodegas, con las instalaciones de la familia Góngora (edificadas en el siglo XVII) como principal referencia.

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Antes del enorme desarrollo urbanístico de los últimos años, una de las pocas cosas que daba notoriedad a la comarca del Aljarafe fuera de Sevilla era su producción de vino. Una tradición que se enraíza en la época romana y que tuvo su mayor desarrollo en los siglos XIX y XX. Entonces, Villanueva del Ariscal era el vértice más pujante del llamado triángulo vinatero que completaban Espartinas y Umbrete, un pasado boyante que aún mantienen vivo una decena de bodegas, con las instalaciones de la familia Góngora (edificadas en el siglo XVII) como principal referencia.

La localidad, que fue villa romana, alquería árabe y cabecera de la orden de Santiago, fue uno de los centros económicos de la comarca. Una actividad que se deja notar en su casco histórico, en el que las casas bajas de paredes blancas se reparten el espacio con bodegas, talleres, carpinterías y empresas de albañilería. A semejanza de otros pueblos del Aljarafe, el Ayuntamiento de Villanueva del Ariscal promueve un polígono industrial que albergará, en una primera fase, 60 naves. Con una diferencia, que explica el alcalde, José Castro (PSOE): "Hemos tenido muchas solicitudes, pero el principal objetivo del polígono es sacar del centro del pueblo todas esas actividades".

En Villanueva también hay hileras de adosados, muchos recién construidos, pero la localidad que gobierna Castro desde 1999 ( ahora con mayoría absoluta) tiene, en el apartado urbanístico, otro signo de distinción. "Aquí se construyeron las primeras urbanizaciones de chalets del Aljarafe", recuerda el alcalde.

A pesar de anticipar la fórmula urbanística que se ha enseño-reado de la comarca, el desarrollo urbanístico de Villanueva del Ariscal ha sido moderado. Entre los años 70 y 90 se estancó en torno a los 3.500 habitantes y en los últimos 15 años ha incorporado 1.500 nuevos vecinos al padrón. El traslado de las actividades económicas del casco histórico y las amplias posibilidades de transformar suelo agrícola (olivares y frutales ocupan el 60% del término municipal) en urbano han atraído a "un montón de promotores", según Castro. Pero el alcalde mantiene que el desarrollo urbanístico seguirá siendo "moderado": el Ayuntamiento firmará "sólo dos o tres convenios" que permitirán construir 1.000 viviendas más. El nuevo plan urbanístico, cuya aprobación inicial está próxima, prevé que en el próximo lustro la población alcance los 9.000 vecinos, un 35% más que ahora.

Más allá de los planes municipales, la mayor restricción al desarrollo urbanístico de Villanueva del Ariscal es su deficiente acceso a infraestructuras del transporte. En comparación con los otros dos vértices del triángulo vinatero (la A-472 cruza Espartinas, con un gran crecimiento en la última década, y Umbrete tiene salida a la A-49), la conexión por carretera de Villanueva es muy limitada (el ramal que une la A-472 con Olivares). El ferrocarril (la línea Huelva-Sevilla pasa por el municipio) es una opción abierta para facilitar la comunicación con la capital, aunque para eso Renfe tendría que apostar por un establecer un servicio de cercanías por esta vía.

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