Jaume Plensa exhibe su obra más reciente en el CAC Málaga con la luz y el sonido como guías

El escultor presenta 11 instalaciones y esculturas en una muestra abierta hasta el 8 de enero

"He tatuado mi cuerpo de palabras escritas con tinta invisible". A Jaume Plensa le divierte jugar al despiste y le obsesiona la literatura, que vuelca en sus obras. "He crecido entre palabras y nunca he tenido una cultura audiovisual", dice. Once instalaciones y esculturas, con la luz y el sonido como guías, muestran los referentes literarios de este escultor de perfil internacional en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, desde ayer y hasta el 8 de enero. Pero Plensa no para. El próximo marzo inaugura exposición en Nueva York, en abril en Viena, y en septiembre en París.

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"He tatuado mi cuerpo de palabras escritas con tinta invisible". A Jaume Plensa le divierte jugar al despiste y le obsesiona la literatura, que vuelca en sus obras. "He crecido entre palabras y nunca he tenido una cultura audiovisual", dice. Once instalaciones y esculturas, con la luz y el sonido como guías, muestran los referentes literarios de este escultor de perfil internacional en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, desde ayer y hasta el 8 de enero. Pero Plensa no para. El próximo marzo inaugura exposición en Nueva York, en abril en Viena, y en septiembre en París.

Jaume Plensa (Barcelona, 1955) mastica las palabras y se recrea en ellas al hablar con una emoción visceral de su obra. La muestra en el CAC Málaga se abre con un autorretrato en aluminio que abraza a un árbol, recogido recientemente por Plensa en el pueblo de Alhaurín de la Torre, cercano a Málaga. La figura humana está compuesta de nombres de escritores a los que rinde devoción, desde Canetti hasta Baudelaire.

El escultor llegó con chaqueta oscura, camisa negra y gesto tímido. Pero pronto se soltó: "Me acabo de desayunar con Tony Blair diciendo que no quiere que Irán intervenga en la política de Irak... ¿y él qué hace en Irak?. La farsa de la política es asombrosa", expone.

Las once obras están dispuestas como islas, sin relación entre ellas. En la instalación Song of songs, cortinas de letras formadas por los pasajes de El Cantar de los cantares de Salomón se abren al paso de los visitantes, y producen un suave tintineo que recuerda a las voces y susurros humanos. A continuación, en Wanderers Nachtlied están dispuestas dos cabinas enfrentadas casi cerradas, con aspecto de psiquiátrico, asfixiantes. "Sí, es mi obra más neurótica", confirma. En su interior oímos el sonido de la sangre mientras atraviesa la yugular y la femoral del artista. "Un sonido muy profundo y lo más precioso que te puedo dar", apunta.

Las tres gracias se inspira en una de las cartas que Oscar Wilde escribió desde la cárcel, en la que mencionó problemas fundamentales como el hambre, la enfermedad y el insomnio. Son tres figuras iluminadas que se elevan sobre la pared porque la sociedad les parece "un horror", en palabras de Plensa.

"Si el tonto persiste en su tontería, se convertirá en sabio", reza uno de los Proverbios del Infierno de William Blake, y que Plensa ha grabado sobre címbalos en su instalación Wispern. Es la obra que cierra este recorrido. Las gotas caen caprichosamente y a manera de un metrónomo sobre estas campanas, iluminados dentro de una oscuridad que parece sagrada. Los címbalos han aumentado en las distintas versiones de Wispern en Hannover, Madrid, y Ljubljana, hasta llegar a los 44 expuestos en Málaga.

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