Reportaje:FÓRMULA 1 | Un español, el campeón más joven de la historia

Un mano a mano elocuente

Los errores de Raikkonen y McLaren contrastan con la gestión magistral de Alonso de las carreras

Por activa y por pasiva. Cuando tuvo que remontar y cuando tuvo que conservar las posiciones. Frente a Michael Schumacher o frente a Kimi Raikkonen. Fernando Alonso se ha revelado como un piloto excepcional que ha gestionado casi sin errores el camino hacia su primer título mundial. Para saber si era capaz de ser campeón tenía que enfrentarse a todo un coloso, a una figura consagrada y venerada como la de Schumi, que acababa de sumar su séptima corona ganando 13 de las 18 carreras del anterior campeonato. Alonso le pudo al mito.

El duelo estelar se produjo en la cuarta cita de la...

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Por activa y por pasiva. Cuando tuvo que remontar y cuando tuvo que conservar las posiciones. Frente a Michael Schumacher o frente a Kimi Raikkonen. Fernando Alonso se ha revelado como un piloto excepcional que ha gestionado casi sin errores el camino hacia su primer título mundial. Para saber si era capaz de ser campeón tenía que enfrentarse a todo un coloso, a una figura consagrada y venerada como la de Schumi, que acababa de sumar su séptima corona ganando 13 de las 18 carreras del anterior campeonato. Alonso le pudo al mito.

El duelo estelar se produjo en la cuarta cita de la temporada. La escenificación no podía ser más atractiva. Fue en el circuito de Imola, en la mismísima casa de Ferrari. Allí se vivieron doce últimas vueltas antológicas, las que recorrió Schumacher como un poseso detrás de Alonso y del triunfo. Pero el español, a pesar de que su Renault iba más lento que el Ferrari por un simple problema de falta de caballos y exceso de desgaste de gomas, resistió el acoso del heptacampeón y desmostró que estaba preparado para sucederle. Lo consiguió a base de inteligencia, le cerró la puerta y frenó un poco antes de lo necesario en cada curva. Así impidió que Schumacher pudiera explotar la potencia de su Ferrari y completara la desbocada aceleración con la que superó vertiginosamente a Jenson Button.

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Aquella cuarta carrera en Imola constituyó un punto de inflexión en el campeonato. A partir de entonces empezó a entreverse la tremenda vulnerabilidad de los Ferrari y Schumacher por primera vez tras cinco años de dominio arrasador. También empezó a intuirse que algunas declaraciones de Alonso, que podían sonar extemporáneas y pretenciosas, tenían más base de lo que se intuía. Por ejemplo, las que hizo el asturiano tras la primera carrera, en Australia, ganado por su compañero en Renault, Giancarlo Fisichella. "El equipo me ha dicho que la victoria es mía y les sabe mejor mi tercer puesto, que no se lo esperaban [había partido el 13º] que el éxito de Fisichella. Me veo a tope de moral y no como un tercero, sino con seis puntos que no esperaba y que le saco a Schumacher".

Sin embargo, el gran rival de Alonso no fue Schumacher. Inadvertido en sus dos flojísimas carreras iniciales, Raikkonen ganó la quinta carrera y la sexta, disputadas en Montmeló y Mónaco, y emergió como el único capaz de poner en jaque al ovetense. El finlandés poseía un arma letal, el McLaren MP4-20, un coche que se fue confirmando con el paso de las semanas como el más veloz, con diferencia. Pero, al tiempo, las flechas plateadas, el orgullo de la ingeniería británica, el equipo que invierte millones y millones de euros en una planta de investigación en Woking, no han sido tan fiables como veloces. Cuando no le pasaba una, le pasaba otra a Raikkonen.

Pero eso no resta méritos a Alonso, que siempre presionó al máximo al nórdico, como cuando le persiguió hasta la extenuación en Nürburgring hasta que se rompió la suspensión de su McLaren o como cuando ganó dos puntos a costa del otro McLaren, el de Juan Carlos Montoya, que acabó cometiendo errores de conducción de tan perseguido que se vio.

La serie negra de Raikkonen

1. Australia. Gripa el motor en la salida y tiene que salir desde los boxes.

2. Malaisia. Le explota el neumático trasero derecho a causa de un problema surgido en el sistema de regulación de la presión de las gomas.

3. San Marino. Abandona cuando iba líder tras romper el árbol de la transmisión.

4. Europa. Rompe la suspensión en la última vuelta cuando iba líder. Gana Alonso.

5. Estados Unidos. No corre, al igual que todas las escuderías suministradas por Michelin.

6. Francia. Rompe el motor en los entrenamientos y tiene que salir desde el 13º puesto, aunque acaba segundo, detrás de Alonso.

7. Gran Bretaña. Rompe el motor en los entrenamientos. Tiene que salir el 12º y acaba el tercero.

8. Alemania. Abandona, yendo en cabeza, por un fallo hidráulico.

9. Italia. Rompe el motor en los entrenamientos libres. Sale el 11º y, cuando iba cuarto, se le delamina el neumático de la rueda izquierda trasera. Acaba llegando el cuarto.

La serie negra de Alonso

1. Australia. Diferentes problemas le retrasan al 13º puesto de la parrilla. Acaba el tercero.

2. Mónaco. Elige neumáticos duros en vez de blandos como McLaren y se le deterioran en las últimas vueltas. Acaba cuarto.

3. Canadá. Abandona cuando era líder debido a una rotura de un palier del Renault.

4. Estados Unidos. No corre.

5. Hungría. Un fallo en la vuelta clasificatoria le retrasa al sexto puesto de la parrilla y, lastrado por una colisión con Ralf Schumacher en la salida, concluye el 11º.

Fernando Alonso celebra su primera victoria: en el Gran Premio de Hungría de 2003.EFE

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