La policía, robada

En Río de Janeiro puede pasar de todo, incluso dentro del santuario de la Policía Federal. Por ejemplo, en una operación llamada Caravelas, que llamó la atención de todo el país y llenó las primeras páginas de los periódicos dias atrás, la Policía Federal confiscó en un garaje dos toneladas de cocaína pura destinada al mercado europeo y que estaba escondida en perniles de carne congelada. En la misma operación, la policía confiscó en billetes de banco lo equivalente a dos millones y medio de reales, parte en dólares en la casa del empresario portugués, Antonio dos Santos Damaso, acusado...

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En Río de Janeiro puede pasar de todo, incluso dentro del santuario de la Policía Federal. Por ejemplo, en una operación llamada Caravelas, que llamó la atención de todo el país y llenó las primeras páginas de los periódicos dias atrás, la Policía Federal confiscó en un garaje dos toneladas de cocaína pura destinada al mercado europeo y que estaba escondida en perniles de carne congelada. En la misma operación, la policía confiscó en billetes de banco lo equivalente a dos millones y medio de reales, parte en dólares en la casa del empresario portugués, Antonio dos Santos Damaso, acusado de ser el jefe de una cuadrilla de tráfico internacional de drogas. En la operación quedaron presuntamente involucrados los dueños de dos de los más famosos y caros restaurantes de la ciudad: el Satyricon y la pizzería Capricciosa, dos lugares frecuentados por la crema de la clase política, del mundo del arte y de la empresa. Pues bien, ayer la Policía Federal, reveló que "alguien" había robado de sus dependencias todo lo confiscado: los dos millones y medio de reales y los doscientos kilos de cocaína. Todito, sin dejar ni propina. En una nota de la Dirección General del Departamento de la Policía Federal se aseguraba que los culpables serán "castigados". Si los encuentran, claro, aunque quizás no estén muy lejos de allí.-

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