VIOLENCIA EN IRAK

Al Qaeda mata a 150 personas en Bagdad

Una serie de 10 atentados con coche bomba aterroriza la capital iraquí

Más de 150 personas murieron ayer en Bagdad, víctimas de una serie de 10 ataques lanzados por la red terrorista de Al Qaeda en Irak, que dirige el jordano Abu Musab al Zarqaui. Es su respuesta a la ofensiva militar estadounidense contra la insurgencia en la ciudad de Tal Afar, al norte del país. El atentado más sangriento se produjo a primera hora del día en un barrio chií del noroeste de la capital cuando un suicida a bordo de un coche bomba lo hizo estallar entre un grupo de civiles que buscaba empleo, causando 114 muertos e hiriendo a otras 162 personas. Los ataques se sucedieron durante ho...

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Más de 150 personas murieron ayer en Bagdad, víctimas de una serie de 10 ataques lanzados por la red terrorista de Al Qaeda en Irak, que dirige el jordano Abu Musab al Zarqaui. Es su respuesta a la ofensiva militar estadounidense contra la insurgencia en la ciudad de Tal Afar, al norte del país. El atentado más sangriento se produjo a primera hora del día en un barrio chií del noroeste de la capital cuando un suicida a bordo de un coche bomba lo hizo estallar entre un grupo de civiles que buscaba empleo, causando 114 muertos e hiriendo a otras 162 personas. Los ataques se sucedieron durante horas sembrando el caos y el pánico en Bagdad, con la gente yendo de los hospitales a las morgues para interesarse por la suerte de sus familiares.

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Para añadir más infamia al horror, el suicida que atentó en el barrio chií de Kadimiya atrajo hacia su vehículo a los parados con promesas de trabajo antes de detonar la bomba, que contenía 220 kilos de explosivo, según el Ministerio del Interior iraquí.

"Estábamos reunidos y de pronto estalló un coche y toda la zona se convirtió en fuego, polvo y oscuridad", dijo Hadi, uno de los desempleados que sobrevivió al atentado. Los cadáveres yacían en las calles junto a automóviles calcinados, mientras algunos vecinos retiraban a los muertos en carros de madera. En el hospital de Kadimiya, saturado de víctimas, decenas de heridos gemían en su agonía mientras eran tratados en el suelo, tumbados algunos sobre charcos de su propia sangre. Un poco más lejos, un hombre tenía horribles quemaduras en brazos y piernas mientras que otro, que temblaba sin control, se desangraba sin ser atendido por nadie.

Fuera del hospital, los vecinos repasaban una y otra vez las listas de heridos, buscando los nombres de sus familiares y amigos desaparecidos. La policía iraquí cerró las calles próximas a los hospitales por temor a una nueva oleada de atentados mientras que el pánico causado por los rumores sobre suicidas con chalecos cargados de explosivos corría como la pólvora de un barrio a otro. El nerviosismo estaba justificado. Dos horas después del ataque contra la multitud de parados, estallaron otros tres coches bomba en distintos puntos de la capital iraquí y las escenas vividas en el hospital de Kadimiya se repitieron en otras clínicas de Bagdad.

En Huriya, un barrio del norte de la capital iraquí, Otro coche bomba acabó con la vida de 11 civiles que hacían cola en la calle para rellenar sus bombonas de gas. En otro ataque, cerca de las oficinas de un clérigo chií, en el barrio de Shula, murieron cinco personas y otras 24 resultaron heridas.

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Dos atentados más estuvieron dirigidos contra un convoy del Ejército iraquí y contra otro de tropas norteamericanas. Las autoridades militares estadounidenses no informaron de si habían sufrido bajas. También estalló una bomba, ya a primeras horas de la tarde, cerca de la llamada Zona Verde, donde se sitúa la Embajada de Estados Unidos y la sede del Gobierno iraquí.

El atentado de Kadimiya es el segundo más mortífero desde la invasión del país por EE UU en marzo de 2003. Kadimiya es el barrio de Bagdad donde a comienzos de este mes murieron mil personas que participaban en una peregrinación chií al producirse una estampida en un puente sobre el Tigris. La tragedia se desencadenó al correrse el rumor de que había un terrorista suicida entre los peregrinos.

El ataque suicida más grave hasta ahora se produjo el pasado mes de febrero en la localidad de Hilla, al sur de Bagdad, en el que murieron 125 personas.

Tanto entonces como ayer, ambos atentados fueron reivindicados por el grupo de Abu Musab al Zarqaui, líder de Al Qaeda en Irak, con una declaración colgada en una web islamista habitualmente usada por los terroristas. "Nos gustaría felicitar a la nación musulmana e informarla de que la batalla para vengar a los suníes de Tal Afar ha empezado", se dice en el comunicado.

Fuera de Bagdad, la insurgencia iraquí cruzó ayer otro umbral de crueldad. En Tayi, población al norte de la capital, un grupo de hombres armados asaltaron unas viviendas en mitad de la noche, sacaron a sus víctimas a la calle, las rodearon y acabaron con ellas disparándoles un tiro en la cabeza. Todos los muertos eran chiíes, miembros de la misma tribu, según la policía iraquí.

Equipos médicos socorren a los heridos en los pasillos de un hospital, tras la explosión, ayer en Bagdad, de un coche bomba en el barrio de Kadimiya.REUTERS

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