DESDE MI SILLÍN | VUELTA 2005

Falacias

En mis tiempos de estudiante de filosofía tenía un profesor al que le gustaba instruirnos sobre lo que él llamaba "las falacias de la democracia". Una de éstas, su favorita, era esa de que en democracia todos tenemos voz y voto, y que todas las opiniones valen por igual. Eso tan típico de que todas las opiniones son respetables, nos decía, es una gran mentira. Las opiniones no vienen solas, las vierten las personas. Y entre éstas, las hay que son respetables y otras que no tanto, así que hay opiniones que valen más que otras en función de las personas que las pronuncien. Concluyendo, jóvenes, ...

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En mis tiempos de estudiante de filosofía tenía un profesor al que le gustaba instruirnos sobre lo que él llamaba "las falacias de la democracia". Una de éstas, su favorita, era esa de que en democracia todos tenemos voz y voto, y que todas las opiniones valen por igual. Eso tan típico de que todas las opiniones son respetables, nos decía, es una gran mentira. Las opiniones no vienen solas, las vierten las personas. Y entre éstas, las hay que son respetables y otras que no tanto, así que hay opiniones que valen más que otras en función de las personas que las pronuncien. Concluyendo, jóvenes, nos decía, que hay opiniones que sientan cátedra, y otras son sencillamente despreciables, nunca lo olvidéis.

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Después de lo sucedido el otro día en Pajares, las críticas han llovido sobre nosotros. Las ha habido para todos, para Denis, para su (mi) director y para el (mi) equipo, el Rabobank holandés. De Denis han dicho que fue poco inteligente y profesional, y que cometió un error de base (por cierto, los mismos decían hasta ese día que manejaba la carrera con inteligencia). A nosotros, sus compañeros, nos han acusado de varias cosas, desde inexistentes hasta poco cualificados, cosas por cierto bastante incompatibles. Mientras oía o leía las críticas me acordaba de mi profesor y sus enseñanzas. A algunas les prestaba atención independientemente de que las compartiese o no; otras me provocaban la risa directamente, bien por falta de información, bien por los errores garrafales de interpretación, o bien por ser indisimuladamente malintencionadas; o por todo a la vez, lo más común.

Hoy no tengo más espacio y se me acaba mi turno de réplica así que no voy a entrar en detalles, pero no podía desaprovechar esta oportunidad de reivindicarme(nos). Nos salieron las cosas mal, eso es evidente, y fuimos los perdedores del día, pero ni somos tan tontos ni tan inútiles como algunos creen. Lo hemos demostrado hasta ahora y lo seguiremos demostrando, a pesar de que algunos prefieran mirar hacia otro lado.

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