Crítica:EL ARROZ NUESTRO DE CADA DÍA

Coliflor y bacalao: azúcar y sal

Cuenta François Rabelais, en su famoso relato de Gargantúa y Pantagruel, que a los primos de éstos, a los gigantes de Anjou, los destetaron con bacalao, visto el poder alimenticio que el mismo tenía. Dicho poder, unido a la facilidad con que se conserva curado con la sal y el viento nórdicos, hicieron del bacalao un mito para nuestros antecesores, que lo acumulaban en previsión de catástrofes climáticas o de otro tipo. Cuando las aguas, las nieves o el desdén de los camineros dejaban aislados a los lugareños del interior, las conservas se convertían en la proteína necesaria, y si bien e...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Cuenta François Rabelais, en su famoso relato de Gargantúa y Pantagruel, que a los primos de éstos, a los gigantes de Anjou, los destetaron con bacalao, visto el poder alimenticio que el mismo tenía. Dicho poder, unido a la facilidad con que se conserva curado con la sal y el viento nórdicos, hicieron del bacalao un mito para nuestros antecesores, que lo acumulaban en previsión de catástrofes climáticas o de otro tipo. Cuando las aguas, las nieves o el desdén de los camineros dejaban aislados a los lugareños del interior, las conservas se convertían en la proteína necesaria, y si bien es cierto que al cerdo le tocó la peor -o la mayor- parte de la carga, el bacalao, o el curadillo, o la truchuela, o el abadejo se convirtieron en líderes de las comidas, sobre todo los viernes y demás tiempos de guardar la abstinencia, que en nuestras tierras -si no mediaba la bula- era imprescriptible.

Qué otro producto, arriconando la sal, logra que un leve arroz endulce nuestras vidas

Convengamos que con bacalao se realizan cientos de guisos -que la capacidad humana cuando los medios son escasos, es infinita- y desde las patatas hasta el arroz cualquier tubérculo, gramínea o asimilado es capaz de apoderarse del sabor que cede el pez.

En el caso del arroz, parece que se multipliquen las ofertas, y éste, mas el bacalao y los pimientos, los ajos, las alcachofas, los guisantes y las patatas por lo que afecta el reino vegetal; las carnes grasas en general por el animal terrestre y los mariscos por el marítimo, son platos que constan en los diez mil recetarios que en el mundo real y en internet existen.

Más era necesario que llegase de Oriente -previo paso, como no, por la Roma Imperial- la crucífera más delicada, la insigne coliflor, que con sus mil variedades -de San José, Catalina, Metropol o Pava de Navidad- es capaz de endulzar la mismísima salmuera, e incluso lo hubiese sido de desfacer el entuerto que a Don Quijote sucedió cuando, en una venta que jalonaba su camino, le sirvieron una porción del mal cocido y peor remojado bacallao, y un pan tan negro y mugriento como sus armas.

Porque, qué otro producto tendría capacidad para, arrinconando la sal, lograr que un leve arroz endulce nuestras vidas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Dónde comerlo

Restaurante L'Espigó

Dirección: Urbanización Albatros. Carretera Las Marinas kilómetro 4. Dénia (Alicante)

Restaurante Gran Vía 75

Dirección: Gran Vía Marqués del Turia, 75. Valencia. Teléfono: 96 395 10 24

Cómo hacerlo

Paella de coliflor y bacalao

- INGREDIENTES

400 gramos de arroz.

1 coliflor.

1/2 cebolla.

1 tomate, pelado y sin semillas.

Caldo de pescado (hecho de espinas, cabezas o morralla).

250 gramos de bacalao, previamente desalado y que incluya alguna piel y raspa.

Ajo.

Azafrán.

1 decilitro de aceite de oliva.

Pimentón.

- PREPARACION

Cortar la coliflor y la cebolla a láminas, hacer un sofrito con los ajos, la cebolla picada y estas verduras. Añadimos el bacalao cortado a trocitos. También lo sofreímos ligeramente. Añadimos el tomate y por fin el pimentón y le damos unas vueltas.

Echamos el arroz y le damos unas vueltas en el conjunto.

Mojamos con el caldo de pescado, que previamente habremos preparado, una vez llevado a ebullición y comprobado el sabor y la sal. La proporción de caldo y arroz será de dos a uno. Añadimos el azafrán majado con un poco del caldo.

Hervimos durante veinte minutos y dejamos reposar antes de servirlo.

Archivado En