Fiebre del oro en el valle astur

De tan luchadores y pintorescos que son sus habitantes, ya hay quien compara el minúsculo pueblecito de Navelgas, en el interior del Occidente asturiano, con el poblado de Astérix y Obélix. El comentario lo anotaba ayer en tono jocoso el escultor Manolo Linares en la inauguración del Campeonato Europeo de Bateo de Oro, que hasta el próximo domingo reunirá en este valle a 220 buscadores del preciado metal llegados de 13 países. La organización ha dispuesto 12 toneladas de arena para esconder las microscópicas pepitas de oro que, en competición contrarreloj, deberán encontra...

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De tan luchadores y pintorescos que son sus habitantes, ya hay quien compara el minúsculo pueblecito de Navelgas, en el interior del Occidente asturiano, con el poblado de Astérix y Obélix. El comentario lo anotaba ayer en tono jocoso el escultor Manolo Linares en la inauguración del Campeonato Europeo de Bateo de Oro, que hasta el próximo domingo reunirá en este valle a 220 buscadores del preciado metal llegados de 13 países. La organización ha dispuesto 12 toneladas de arena para esconder las microscópicas pepitas de oro que, en competición contrarreloj, deberán encontrar los participantes. La consejera de Cultura del Principado, Ana Rosa Migoya, y la presidenta del parlamento regional, María Jesús Álvarez, no quisieron perderse ayer por la tarde el desfile inaugural del campeonato, en el que los vecinos de Navelgas ejercieron de anfitriones disfrazados de celtas y romanos, o ataviados con el traje regional y la gaita al hombro.

En el municipio se respira un insólito trasiego de italianos, británicos, checos, finlandeses. Participan también extraeuropeos, como japoneses, pero la auténtica sensación es la delegación de Suráfrica, un país que a partir del 21 de septiembre acogerá el próximo campeonato mundial de bateo en la localidad de Pilgrim's Rest, cerca del famoso parque nacional Kruger. "Nunca había conocido gente tan hospitalaria y abierta de corazón como los asturianos", confesaba el consejero de Turismo surafricano, Sibosyswe Masango, mientras sus compatriotas progresaban a gran velocidad en el arte del escanciado de la sidra.-

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