OPINIÓN DEL LECTOR

Del Teatro Real

Le escribo estas líneas en relación al artículo que Moncho Alpuente firmaba el pasado 20 de julio en la página 2 del cuadernillo de Madrid. Partiendo del admirable trabajo que desde hace años realizan tanto el señor Alpuente como David Trueba, me veo en la obligación de puntualizar y añadir algún dato importante a la información referida.

En primer lugar, no es acertada la afirmación de que a Trueba "no le dejaron ni entrar en el Teatro Real". Al Teatro Real, como espacio abierto y público que es, puede acceder cualquier ciudadano. Este cometido es, precisamente, la base de nuestro trab...

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Le escribo estas líneas en relación al artículo que Moncho Alpuente firmaba el pasado 20 de julio en la página 2 del cuadernillo de Madrid. Partiendo del admirable trabajo que desde hace años realizan tanto el señor Alpuente como David Trueba, me veo en la obligación de puntualizar y añadir algún dato importante a la información referida.

En primer lugar, no es acertada la afirmación de que a Trueba "no le dejaron ni entrar en el Teatro Real". Al Teatro Real, como espacio abierto y público que es, puede acceder cualquier ciudadano. Este cometido es, precisamente, la base de nuestro trabajo diario.

Por otra parte, Trueba tenía necesidades de rodaje que el teatro no podía asumir por razones, no de capricho, como parece indicar el informador, ni por ser más "enrevesados, retorcidos, ineptos, feos y hostiles" que cualquier otro ser humano, sino por el continuado trabajo que exige nuestra extensa programación, de la que somos responsables ante el público. Tan responsables como lo es con el suyo, por poner el mismo ejemplo del artículo de Alpuente, el Metropolitan de Nueva York, que difícilmente permitiría rodar una sola secuencia a Wooy Allen si ello supone trastocar los complejos planes de trabajo del teatro.

El Teatro Real, no obstante, lejos de poner "trabas a Trueba", lo que hubiera supuesto alejarse de su más genuino estilo, dio al director de cine diversas opciones alternativas para llevar a efecto en este edificio el rodaje solicitado; opciones que no cubrían las exigencias requeridas por el cineasta.

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