VISTO / OÍDO

El secreto

La ley española no ampara el secreto profesional del periodista. En Estados Unidos, que aún conserva rasgos más democráticos, es el juez quien determina si para castigar es preciso hacer revelar al periodista quién y con qué razones se lo ha contado; y así ha ido a la cárcel una periodista de The New York Times. Hace bien en dejar que la encarcelen: cuestión de honradez. Ojalá esta profesión tuviera la honradez más larga, más delicada. Pero la fuga de la ética es general; lo ha sido siempre, pero nunca como ahora. Es algo que se debe a la caída de los dogmas, desde el eclesiástico hasta...

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La ley española no ampara el secreto profesional del periodista. En Estados Unidos, que aún conserva rasgos más democráticos, es el juez quien determina si para castigar es preciso hacer revelar al periodista quién y con qué razones se lo ha contado; y así ha ido a la cárcel una periodista de The New York Times. Hace bien en dejar que la encarcelen: cuestión de honradez. Ojalá esta profesión tuviera la honradez más larga, más delicada. Pero la fuga de la ética es general; lo ha sido siempre, pero nunca como ahora. Es algo que se debe a la caída de los dogmas, desde el eclesiástico hasta el estalinista. Y el franquista, por hablar de aquí. Algunos dejan de creer, y suponen que ya no hay culpas: la verdad es que la conciencia es propiedad del hombre, y no de su partido o de su cura. Los que examinan su paseo por la vida actual fuera de los prejuicios y de los premios son capaces del libre examen. La periodista de The New York Times ha examinado sus circunstancias, la moral de no revelar quién le confió un secreto; la conveniencia para su clase de no revelar las fuentes porque si no nunca más se tendrían revelaciones. Pero de eso se valen también los infiltradores de noticias. O los propios periodistas que atribuyen sus inventos a "fuentes generalmente bien informadas", o "próximas a...". Prefiero que el rumor se identifique como tal, aunque el Libro de estilo de este periódico nos lo prohíba para evitar falsedades, equívocos o voluntarismos.

Sin embargo, cuando un rumor es insistente puede ser útil y justo decir que cunde ese rumor. Ahora cunde el de que Aznar va a tomar en sus manos, otra vez, el PP y que será este héroe de cómic quien lleve a sus huestes a la victoria. ¿Por qué se ha de ocultar? Es una noticia que se suma a los últimos desconciertos: lo que dijo Piqué, lo que representa Gallardón, el fracaso continuo de los sucesores y del antecesor Fraga. Alguien o algunos lo han puesto en circulación. Se puede sospechar, sobre todo, de él mismo. Sus pajes, o sus doncellas, no pueden ser culpables porque les hundiría todas sus esperanzas. En estos casos, lo normal es atribuírselo al beneficiado mismo. Pero tengo dudas de que ese beneficiado fuera Aznar. Claro que es el único que no puede saber que perdería fuertemente. (Ah, pierdo el hilo. Estaba hablando de honradez, ética, moral...).

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